Justo entonces, Antígono le lanzó otra mirada a Yvonne mientras continuaba: “¿Acaso no sabes que es de mala educación irrumpir y entrar en la oficina de otra persona?”.

Antígono había oído todo lo que se dijeron Yvonne y Zhu antes de entrar y dedujo que se conocían. Por lo tanto, se puso a la defensiva.

Zhu se rio a carcajadas, sin escatimar un momento de vacilación. “¡Jaja! No te molestes en devanarte los sesos intentando averiguarlo. Me llamo Zhu Bajie. Soy amigo de Yvonne y no creo que fuera muy amable de tu parte encerrarla en este armario. ¿Cómo crees que deberíamos arreglar esto?”.

Mientras hablaba, Zhu se sentó en la silla de la oficina principal con la arrogancia dibujada en su atractivo rostro.

La verdad era que el pecho de Zhu estaba lleno de cautela entonces. Sintió claramente que ese hombre era increíblemente poderoso, incluso más que el Emperador Hou Yi, a quien había venerado mucho.

Antígono no esperó por una respuesta. En lugar de eso, sonrió con satisfacción, cond