Kendra no habría estado tan ansiosa si fuera cualquier otra persona. Sin embargo, Darryl era diferente. Aunque no tenía ningún poder, era muy versado en todo lo demás.

Kendra se sentía segura cerca de Darryl incluso cuando se encontraban en grandes apuros. Él era capaz de resolverlos con facilidad.

Su plan era invitar a Darryl a investigar el reino con ella y, si encontraban algún tesoro, se lo repartirían. Ya que los hombres de la Cruzada de la Camisa Roja querían llevárselo, Kendra, naturalmente, no estaba dispuesta.

¿Amigo?

Darryl no reaccionó a las palabras de Kendra, pero internamente se rio para sí mismo.

Kendra era una hipócrita. Hace un momento quería matarlo. Solo se refería a él como amigo después de saber que podía serle útil.

Sin embargo, Darryl era consciente de que Mahoney tampoco era un buen hombre.

Mahoney frunció el ceño y le dijo a Kendra: “Eso no parece ser cierto, Señorita Kendra. Lo vi desde lejos cuando cruzábamos el puente. Agitabas la espada hacia él, que