Darryl no lo pensó dos veces, abrió los brazos y rápidamente trató de agarrar a Susan abrazándola por su delgada cintura. Sin embargo, él todavía estaba débil, así que en lugar de evitar que ella se cayera, cayeron juntos en la cama.

¡M*erda!

Esa caída hizo que Darryl sintiera que sus huesos estaban a punto de desintegrarse. En ese momento, Susan también estaba sobre él. Un olor aromático llenó la nariz de Darryl; el olor era de Susan.

Se miraron el uno al otro incómodamente.

Cuanto más entraban en pánico, más complicada se volvía la situación. Susan se apresuró a levantarse, pero fue arrastrada hacia abajo por parte de su ropa que todavía estaba atascada debajo de Darryl y volvió a caer sobre él.

De repente, la puerta se abrió. Se escuchó la voz de Sara.

“¡Darryl! ¡Tengo algo divertido que quiero compartir contigo!”. Sara entró emocionada con una caja de rompecabezas en sus manos.

Ella se sorprendió cuando vio la escena frente a ella. Estaba tan atónita que no sabía qué decir.