William se sorprendió cuando oyó eso. La familia Lyndon había trabajado con varias empresas de entretenimiento a lo largo de los años y con muchas celebridades. Era su primer encuentro con tal petición.

William preguntó con cautela: “Señor Lambert, ¿tenemos que prestar tanta atención a su fecha de nacimiento cuando contratamos a nuevos empleados?”.

El Archienemigo Antígono dijo con disgusto: “¿A qué vienen tantas preguntas? Si crees que es difícil, encontraré a otra persona que lo haga”.

“No-”.

William entró en pánico y se apresuró a decir: “Señor Lambert, por favor, no se enoje. Solo fue una pregunta. No quise decir nada con ella. No se preocupe. Haré según me dijo”.

Sería una gran pérdida si perdiera la oportunidad de cooperar con un hombre tan rico. No sería un problema para él conseguir decenas de millones de dólares para gastar en cosas triviales si tuviera el dinero del Archidemonio Antígono.

Entonces, el Archidemonio Antígono agitó la mano y le dijo a William que se fuera.