Darryl no sabía si reír o llorar cuando la Princesa Sheila volvió a preguntar por Finch. ‘Supongo que esa princesa malcriada todavía es incapaz de olvidar a Finch’.

Mostró una expresión seria y dijo: “Me lo preguntó cuando estuve en la habitación de Su Majestad y le dije que no tengo ningún discípulo con el nombre de Finch. Solo tengo un discípulo y ese es el Príncipe Aurin”.

Darryl echó un vistazo al caldero del elixir y continuó hablando: “Princesa, estoy en medio de una discusión sobre la producción de un elixir con Espíritu Jadie. Espero que no nos moleste. Por favor, vuelva a dormir”.

“¿Qué pasa si no quiero?”. Como siempre, la Princesa Sheila estaba siendo poco razonable. “Iré a donde quiera. Deja de meterte en mis asuntos”.

Después de eso, la Princesa Sheila pensó profundamente y murmuró para sí misma: “Qué raro. ¿Acaso esa persona me mintió? ¿Se llama Finch?”.

‘¡Qué persona tan molesta!’. Ya que la Princesa Sheila murmuraba para sí misma, Darryl decidió ignorarla y regresó