Mientras Cumulonimbus hablaba, mantuvo la cara seria, sin estremecerse en lo más mínimo.

La Secta de la Espada era bastante poderosa en el Gran Continente del Este y era digna de ser asociada con la Puerta de Fuego Trueno. Sin embargo, en comparación con Darryl, ambos eran insignificantes.

Después de todo, Darryl era una figura famosa dentro de los Nueve Continentes. ¿Cómo podría compararse su influencia con la Secta de la Espada?

Darryl se quedó allí, sonriendo en silencio.

Diego estaba en pánico. ‘¡Mald*ción!’.

Sabía que si Darryl disputaba los reclamos, Cumulonimbus ciertamente no los perdonaría ni a él ni a Sienna. Después de darse cuenta de todo, no dudó. Rápidamente, se acercó y le rogó sinceramente a Darryl: “Su Excelencia, fue nuestra culpa lo que sucedió. Le rogamos su misericordia y su perdón”.

Diego no había querido someterse ante Darryl pero no tenía elección. Si no se sometía, perdería la vida. Nunca había esperado que Darryl fuera el invitado especial de Cumulonimbu