Como un lisiado sin piernas, Oliver yacía en el suelo en una posición penosa.

Él nunca quiso perder su dignidad de esa manera, pero no tenía otra opción. Ya se había rendido a los de la raza demoníaca y no había vuelta atrás.

Oliver miró a Darryl mientras suplicaba clemencia.

Darryl quería aprovechar la oportunidad para matarlo y Oliver no podía permitir que él tuviera éxito.

Darryl fingió mirar a su alrededor con una expresión relajada en su rostro ante la hostilidad de Oliver.

Morticia no se conmovió y su expresión permaneció fría.

“¡Su Excelencia!”.

Oliver estaba completamente angustiado. Continuó inclinándose y dijo con lágrimas en los ojos: “Yo le soy leal. Piénselo. La hija del Rey Tigre Blanco me hirió gravemente. ¿Por qué me confabularía con ellos y le sería desleal? Lo que sucedió hace un momento fue un accidente”.

Después de pensar por un momento, Oliver dijo: “Además, aún no ha atrapado a los demonios, así que todavía puedo serle útil, ¿verdad?”.

Los ojos de Oliver