¿Qué?

¿Acaso su padre estaba loco? ¿Quería que distrajera a Yooda? ¿Siquiera se dio cuenta de que lo estaría enviando a su muerte?

Era como si sintiera los nervios de Oliver, ya que el Rey Tortuga Negra inclinó la cabeza para susurrar en voz baja. “Esta es tu mejor oportunidad para demostrar tus capacidades, Oliver. Si lo haces bien, aún podrías tener una oportunidad de redimirte si Lía se despierta y la verdad sale a la luz. ¿Entendido?”.

Oliver asintió a pesar de que estaba reacio a hacerlo.

Luego, el Rey Tigre Blanco se dirigió lentamente hacia él y lo miró. “¿Crees que podrás hacerlo, Oliver?”.

Oliver respiró profundamente y asintió. “Sí, puedo hacerlo. No se preocupen. Distraeré a Yooda para que vaya a otro lugar. No hay forma de que encuentre nuestro nuevo territorio”.

El rostro de Oliver era la viva imagen de la confianza mientras hablaba, aunque internamente estaba al borde de las lágrimas.

No quería asumir la misión en absoluto, pero no tenía otra opción. El Rey Tortuga