Cuando terminó su oración, el Archidemonio Antígono levantó las manos lentamente. Su voz profunda y robusta resonó a través de toda la Montaña Sellada del Demonio.

“Mis grandes guerreros de la raza de los demonios. Levántense”.

La niebla sangrienta que envolvía los alrededores de la formación de sangre pareció sensibilizarse, hundiéndose en el suelo y condensándose inmediatamente antes de desaparecer por completo debajo de la formación de sangre.

¡Oh, no!

El rostro del Maestro Magaera cambió. Su cuerpo se estremeció de indignación.

No era de extrañar que el Archidemonio Antígono hubiera estado tan tranquilo incluso después de haber perdido tanta energía.

Fue porque su ejército de demonios estaba a punto de ser revivido en cualquier momento.

Junto a él, el rostro de Grunt también había palidecido a un blanco fantasmal.

Mientras el Maestro Magaera y Grunt estaban paralizados por la conmoción, se escucharon una serie de ruidos extraños debajo de la tierra. Fue seguido de cerca por