Darryl no estaba satisfecho en lo absoluto a pesar de que había domesticado con éxito a los Leones Dorados y que había sido ascendido a comandante. Había estado allí durante tres días y todavía no había rastros de la Escritura del Jade Sagrado. Estaba empezando a entrar en pánico, lo que le hizo estornudar un par de veces. ‘C*rajo, ¿quién está hablando de mí a mis espaldas?’.

“¡Darren!”, gritó Angelina desde afuera mientras irrumpía en su habitación con entusiasmo.

“Princesa Angelina, no debería estar aquí”, dijo Darryl con una sonrisa preocupada.

“Soy la hermana de la Reina. Todo el palacio es mi hogar. ¿Quién me impediría ir a donde quiera?”, dijo mientras ladeaba la cabeza con coquetería.

Luego, tiró de su brazo y le preguntó con impaciencia: “¡Darren, estuviste increíble! ¿Puedes enseñarme el lenguaje de las bestias también?”.

A Darryl le empezó a doler la cabeza, quería reír y llorar al mismo tiempo. No solo falló en encontrar la Escritura del Jade Sagrado, sino que también t