Darryl estaba atónito y su corazón comenzó a latir violentamente contra su pecho. Él solo deseaba que estuviera bromeando. A pesar de que la familia real en el Continente Roland no era tan estricta como la de los Nueve Continentes, Angelina seguía siendo una princesa. Ella era la hermana de la Reina, después de todo.

Darryl sacudió la cabeza. “Todo menos eso”. Ese sería el final del camino para él si la Reina descubriera que había sacado a Angelina del palacio. Además, acababa de ganarse su confianza.

El rostro de Angelina se puso rojo de rabia. “¡No tienes otra opción! Si no haces lo que te dije, iré con la Reina ahora mismo y le diré que entraste a su habitación sin su permiso, y que abusaste de mí”.

“Yo…”. Darryl sintió ganas de llorar. Sentía que Angelina no estaba dispuesta a detenerse ante nada para conseguir lo que quería. “Bien, pero solo por esta vez”, dijo con un movimiento de cabeza y una sonrisa amarga. Había mil y una razones por las que Darryl no estaba dispuesto a sac