’Puedo aceptar que Quincy cancele nuestro compromiso, pero no aceptaré el hecho de que capturó a todos y torturó a Dax’, pensó Darryl.

Todo el Salón Real de Entrenamiento estaba alborotado cuando escucharon eso. Darryl debía estar loco como para hablarle de esa manera a la Princesa Long.

Quincy se sonrojó mientras se estremecía. Luego, se puso de pie abruptamente y gritó mientras lo señalaba: “¿Crees que tienes derecho a imponerme tus condiciones? Acábenlo”.

¡Fush!

Después de que ella habló, todos los guardias reales activaron sus energías internas y rodearon a Darryl.

“¡Venga quien quiera morir!”. Darryl gritó en voz alta mientras levantaba las manos para sostener la Alabarda Celestial con fuerza en sus manos.

Los guardias se sintieron intimidados cuando percibieron el aura emanando de Darryl. Ninguno de ellos se atrevía a hacer un solo movimiento.

Quincy se puso furiosa al ver eso y decidió hacerlo ella misma.

Sin embargo, Xenia gritó: “¡Demonio, cómo te atreves a actuar con