“¿Qué ladrón?”, Yvonne preguntó con curiosidad mientras escuchaba las burlas de las hermanas Palmer.

Daisy sonrió y dijo, “Yvonne, ¿no escuchaste? Darryl robó el teléfono de alguien ayer. Será mejor que te mantengas alejado de ese ladrón”.

Yvonne sonrió, sin creer una sola palabra. ¿Darryl robando teléfonos? Esa era la cosa más graciosa que había escuchado.

Él podía vivir cómodamente por el resto de su vida simplemente dependiendo en su habilidad para autenticar antigüedades y artefactos. ¿Por qué robaría teléfonos?

Darryl ignoró a Daisy, completamente absorto en examinar la pieza de jade.

“Hay un tallado de un extranjero tocando un instrumento musical. Si estoy en lo cierto, esto debería ser por el tallado de jade. Este jade es una gema, cuyo valor se estima en aproximadamente un millón y medio más o menos”.

El rostro de Lily se llenó de admiración mientras escuchaba el análisis de Darryl. “¡Darryl, eres maravilloso!”, ella vitoreó.

¿Cómo ella no sabía antes que él sabía tanto