Donna se sorprendió aún más cuando sucedió lo siguiente.

Darryl se rio entre dientes al notar la disculpa poco entusiasta de Tina. “Tina, no pareces sincera. ¿Cómo puedes decir el nombre de Donna si te estás disculpando con ella? Deberías llamarla Hermana Mayor Donna”.

Tina estaba tan enojada, pero no podía refutar. “¡Tú!”.

Ella aguantó su insatisfacción y le dijo a Donna: “Hermana Mayor Donna, me equivoqué...”.

Estaba tan enfadada mientras decía esas palabras. ¡Nunca soñó que algún día le daría una disculpa a Donna! Jamás se le había pasado por la cabeza que un extraño la haría suprimir su orgullo.

Donna respondió suavemente: “Tina, siempre que dejes de ser tan hostil conmigo o con el Altar de la Madera Celestial en el futuro, dejaré todo lo sucedido atrás en el pasado”.

Donna era de buen corazón y aunque la situación era oportuna para desahogar su ira, no quería avergonzar a Tina ya que pertenecían a la misma secta.

Darryl suspiró al pensar que Donna era demasiado amable.

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