"Oh, sí, necesito marcarlo". Darryl recordó y se cortó apresuradamente el dedo, dejando gotear su sangre sobre el huevo de dragón. No se dio cuenta de que el alma dentro del huevo de dragón le pertenecía a Jewel y que ella lo habría seguido de por vida incluso sin marcarla.

Al instante, el huevo de dragón emitió una luz cegadora que iluminó todo el vestíbulo lateral, indicando el éxito de la marca. Una sonrisa de alivio apareció en el rostro de Darryl, pero en el fondo no estaba muy emocionado, pues le recordaba a la escena donde marcó a Rocky diez años atrás en una sala privada subterránea de la Secta Incandescente.

En aquel momento había pensado que Rocky estaría a su lado por el resto de su vida, lo que menos se esperaba era que Rocky terminaría siendo asesinado a sangre fría por Laura Hanson justo cuando estaba a punto de alcanzar su máxima fuerza. Había compartido tanto con Rocky que ya no era una bestia encantada, sino su familia. Por eso, a pesar de la sensación de familiarid