¡Pum!

Mientras Debra y Shentel pensaban, alguien de repente se precipitó desde la enorme roca negra detrás de ellas. La figura era alta, enorme y parecía estar envuelta en una capa de neblina negra. No había forma de ver su rostro con claridad.

¡Fum!

La figura del cuerpo era muy veloz. Debra, Shentel e incluso el monje no tuvieron tiempo de reaccionar. El monje recibió un golpe en el pecho y vomitó una boca llena de sangre mientras gruñía en voz baja. Luego, aterrizó en medio de un charco de sangre.

Al ver eso, Debra y Shentel se estremecieron. Al mismo tiempo, no pudieron ver el rostro de aquella otra persona ni evitar tomar un respiro frío.

Era un hombre de mediana edad de unos treinta años, medía dos metros de altura, vestía una túnica de piel de animal y tenía un rostro pálido.

Lo que más sorprendió a Debra y Shentel fue su poder. No solo estaba al nivel de Ascensión Celestial. Su energía interna en su abdomen no era la misma que la de una persona común, sino que también fluí