La cara de Jazmín estaba fría. Se puso furiosa al ver que Darryl ni siquiera miraba hacia atrás. En cambio, seguía corriendo. Levantó sus suaves manos, y unos cuantos rayos de resplandor frío se iluminaron, atravesando la oscuridad y fueron tras Darryl.

Chii. Chii. Chii.

Dondequiera que pasaba el resplandor frío, el aire generaba un chirrido agudo. Eran tan rápidos como el rayo, y en un abrir y cerrar de ojos, alcanzaron la espalda de Darryl.

Darryl se llevó el susto de su vida. ‘¿Qué arma secreta es esa? ¡Es tan poderosa!’.

Inmediatamente lo esquivó, pero, aún así, no logró evitarlo por completo. Un resplandor frío golpeó su punto de acupuntura del viento en su espalda. En ese momento, el cuerpo de Darryl se congeló y no pudo moverse en absoluto.

Chii. Chii. Chii.

El otro resplandor frío aterrizó en el suelo frente a Darryl. Bajo la luz de la luna, pudo ver que eran unas agujas plateadas. Eran más cortas que las agujas de plata normales que se utilizaban para la acupuntura; esta