Westley y el resto quedaron extremadamente asombrados al ver lo que le habían robado a Darryl. Todos sus ojos miraban sin comprender.

‘Este tipo lleva un colgante en el cuello. También tenía una Pagoda Exquisita de los Siete Tesoros, dorada y brillante, y unas píldoras espirituales’.

‘Este tipo tiene tantos tesoros en él’.

Darryl suspiró y le dijo a Westley: “Amigo, ¡todo eso es tuyo si me dejas ir!”.

Sinceramente, si hubiese sido antes, Darryl ni siquiera miraría a ladrones de tumbas como ellos.

Sin embargo, no tenía más remedio ya que no tenía energía interna y no podía luchar contra ellos.

Darryl lo había pensado detenidamente. Mientras el grupo de personas estuviera dispuesto a dejarlo ir, no le molestaría darles todo lo que tuviera. Siempre podría recuperarlo fácilmente una vez que se repusiera su energía interna.

“¿Dejarte ir?”.

Westley sonrió al escuchar eso. Sus ojos parecían desviados. “Eres demasiado ingenuo. Nosotros, la Secta del Ratón, nos especializamos en el robo