Darryl miraba con los ojos bien abiertos al palacio submarino que tenía delante. Finalmente, recuperó el sentido común. Entonces, se adentró lentamente en las ruinas.

El corazón de Darryl latía con fuerza mientras nadaba alrededor del palacio abandonado para explorar la zona. El palacio era más o menos del mismo tamaño que el del Nuevo Mundo. Parecía tener decenas de miles de habitaciones y docenas de salones.

Después de recorrer la zona durante un rato, Darryl llegó a una sala derrumbada del palacio. Se dio cuenta de que era diferente a las demás; tenía muchos calderos de elixir. Además de los calderos, había muchos frascos de jade para elixires y píldoras en los estantes.

Había al menos unos cientos de botellas de jade.

‘¡Carajo! ¿Por qué hay tantos calderos de elixires?’.

La mirada de Darryl parpadeó. Debía de estar en un lugar donde se producían los elixires. Estaba emocionado. Avanzó rápidamente para ver los frascos de jade; medio caminó y medio nadó por la zona.

Darry