"¿Por qué no nos volveríamos a ver?", Darryl sonrió y la consoló. “Eres la Princesa. Tu padre te ama tanto, puedes ir a donde quieras".

Cuando dijo eso, Darryl evaluó a Yvette. Su rostro estaba lleno de ternura, pero también mostraba su dolor en el corazón.

No la había visto desde hacía casi un mes e Yvette parecía haberse puesto un poco demacrada.

“Yo...”. El rostro de Yvette reflejaba amargura. Ella sacudió su cabeza. “He perdido mi libertad. ¿Sabes que mi papá quiere organizar un torneo matrimonial de artes marciales para mí? También estoy actualmente bajo arresto domiciliario en el palacio...".

Entonces, dos líneas de lágrimas cayeron de su rostro.

Desde que Yvette regresó de Moana del Norte, había estado en arresto domiciliario durante casi un mes.

Yvette siempre había sido una persona de espíritu libre. Su arresto domiciliario durante el último mes casi la vuelve loca. Esa mañana, mientras los guardias cambiaban de turno, ella se vistió de hombre y salió a hurtadillas del p