”Tú...”. Yvette estaba tan ansiosa que casi se echó a llorar.

César suspiró discretamente. Luego, se puso más audaz y dijo: “Princesa, tal vez podamos llegar a un compromiso. Usted puede seguirme de regreso al palacio y dejaré ir a Darryl".

Luego, César miró a Yvette y continuó diciendo: "Estoy seguro de que solo quiere mantener a Darryl a salvo. Le prometo, siempre que regrese conmigo al palacio, abriré las puertas de la ciudad y haré que mis hombres saquen a Darryl. También prometo que no lo reportaré a Su Majestad. ¿Qué opina?".

César estaba un poco indefenso; Yvette era la hija favorita del Emperador. ¡Sin importar qué, tendría que llevarla de regreso al palacio! En cuanto a Darryl, podía dejarlo ir por el momento.

"Eh…". Cuando escuchó su sugerencia, Yvette se mordió los labios y contempló.

Había sido tan difícil para ellos encontrarse, ¡así que ella no estaba dispuesta a separarse de Darryl!

En ese momento, Yvette se sintió en conflicto. Ella frunció; era lamentable.

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