Magnolia habló, —te agradezco de donarle médula ósea a mi hija, pero eso es lo que debes hacer como padre. Ahorita mi hijo y yo estamos viviendo bien en familia Ruiz y no falta de nada, así que no tienes que quedarte en Ciudad Sur, puedes regresar.

Al oír esas palabras, la garganta de Ricardo se movió ligeramente, —Magnolia, ¿me darás otra oportunidad?

Estaba un poco demacrado, pero sus ojos seguían siendo oscuros y firmes.

Al oír lo que dijo Ricardo, Magnolia, sin embargo, no supo qué expresión mostrar, —Si lo hubiera oído hace cuatro años, me habría alegrado.

Dijo en voz baja Ricardo, —¿Es muy tarde?

—Exacto. Estaba enamorada de ti, pero ahora no, por eso lo que dices no sirve para nada.

El corazón de Ricardo parecía haber sido golpeado fuertemente por algo, le dolía tanto que apenas podía respirar, apretó sus labios, —Quiero compensar a ti y a la niña.

—Sales de Ciudad Sur, que es la mejor compensación para mí y la niña.

Las palabras eran tranquilas y fuertes, pero eran como un cuch