Capítulo 800
Rosalía también estaba enfadada, pero tras oír lo que había dicho la señora Vargas, un brillo de alegría apareció en sus ojos: era el efecto que buscaba.

—¡Bien, todavía tienes fuerza para hablar!

Al oír esto, Magnolia dio un paso adelante y pisó la mano de la señora Vargas, lo que hizo que esta emitiera un sonido de dolor.

Cuando Rosalía, que estaba a su lado, vio esta escena, una expresión de asombro apareció en sus ojos, ¡completamente incapaz de creer que esta mujer realmente se atreviera a hacer esto!

Magnolia se puso en cuclillas frente a la señora Vargas, con los fragmentos de la botella de vino tinto en la mano, con los ojos helados, —Desde el momento en que entré en esta villa, no estaban capacitadas para decirme estas condiciones. Llevo mucho tiempo diciendo que mi hija es lo más importante para mí, ¡pero se atreven a dañarla! Ya que quieren morirse, cumpliré sus deseos.

La señora Vargas, con rostro pálido, —Mi hijo no te dejará ir.

—¿Qué crees que va a hacer si viene tu hijo
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