Dijo Magnolia, —Quiero probar y ver a qué sabe todo esto, además tengo más apetito, no se desperdiciará.

Se mofó Teresa, —bueno, pensaría que no has comido nada de esto. Al fin y al cabo, solamente comemos un poco.

—¿Un poco? Acabas de coger un plato lleno de ese foie gras, ¿no? Pensaría que le guardas rencor a los gansos, y después de tomarlo, no quedaría nada.

Alexandra no tuvo la decencia de guardar las apariencias cuando maldijo.

A su lado, la señora Gutiérrez cambió el tema, —señorita M, he oído que tienes una hija, ¿por qué no la traes hoy aquí para enseñársela a todos?

Las nobles miraron a Magnolia.

Pero Magnolia respondió muy tranquila, —Mi hija no se encontraba muy bien, así que no la traigo aquí.

—Señorita Tracy M, ¿qué sentido tiene ocultarla? Después de todo, siempre tienes que sacarla para conocer a la gente, no puedes abandonar a tu propia hija solo para ser la novia del señor Vargas, ¿no?

—Menos mal, tienes una hija no hijo.

Cuando Magnolia oyó a estas personas hablar de