Era un paso más cerca de poner a Fernando y familia Vargas en la misma página.

Sus planes iban bien, pero por el viaje a Oestelanda, el encuentro con la mujer que se parecía a Magnolia, lo que lo trastocó todo.

Pero ella no se rendiría así.

Allí, la señora Vargas colgó el teléfono e inmediatamente echó un vistazo al Instagram de Alexandra, y efectivamente, vio lo que decía el pie de foto del selfi de Alexandra.

La noble de mediana edad resopló fríamente, —¿Qué futura cuñada? No sé qué origen tiene, pero ¿también se atreve a venir a mi hijo?

La mujer de mediana edad que estaba a su lado dijo, —Ana, ¿qué pasa?

—Beatriz, me ha llamado Rosalía para decirme que mi hijo se ha traído a una mujer parecida a Magnolia de Oestelanda. ¿Por qué no puedo librarme de esa mujer?

—Ana, creo que su hijo es tan inteligente que no debería ser seducido por ella.

—No lo entiendes, mi hijo ha sido seducido por esa muerta Magnolia, y si no fuera por eso, no habría reconocido a un hijo nacido de una mujer como