Capítulo 609
Después de que Ricardo dijera esa frase, a Julio se le salieron los ojos de las órbitas, ¡al jefe siempre le habían caído mal los niños, en realidad tomaría la iniciativa de preocuparse por una niña!

La niña salió por la puerta del coche con un brillo en los ojos, alargó la manita para abrir la puerta y subió con familiaridad: —Gracias, eres muy amable.

Guardó obedientemente su pequeño paraguas e incluso extendió sus regordetas manitas para quitarse la lluvia de los zapatos, intentando no ensuciar el coche.

Ricardo miró a la niña frente a él: —no soy una buena persona —para los niños.

La niña levantó la vista y dijo con voz dulce: —Entonces, ¿comes niños?

Si fuera habitual, no le interesaría meterse con una niña.

Le miró con tanta sinceridad que no había forma de decir que no, y al final los finos labios de Ricardo se fruncieron fríamente al responder: —No.

—Bueno, no tengo miedo.

La niña se palmeó el pechito, luego bajó la cabecita y rebuscó dentro de su mochilita escolar.

Ricardo mir
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