La mujer de mediana edad entró en la tienda con arrogancia, luego miró al dependiente y le dijo, —se debería seleccionar bien a los clientes, sobre todo a las que no pueden permitirse un consumo como estas, es mejor no dejarles entrar, no sea que baje la nota de la marca Dior.

Lisa continuó, —bueno, no pueden pagarlo si ensucian la ropa.

Al oír esto, Magnolia esbozó una sonrisa y dijo: —Entonces, compraron productos falsos, haciéndolos pasar deliberadamente por auténticos, no deberían estar en esta tienda, para que no piensen que en esta tienda solo se venden productos falsos.

Sacó el tema que compraron pañuelos falsificados de seda para la anciana señora Vargas.

Se volvieron un poco avergonzadas, y Lisa resopló fríamente, —fui engañada por un amigo, que no sabía que me vendería productos falsos.

—Sí, mi hija confía demasiado en sus amigos. Después de todo, una familia como la nuestra habría sido capaz de permitirse estos lujos, a diferencia de algunas niñas huérfanas que están sin din