Capítulo 280
Se miraron David y Magnolia, con un brillo en los ojos.

En ese momento, la abuela Vargas rompió el silencio, saludó a Magnolia sonriendo, —Magnolia, qué haces parada en la puerta, ven para acá.

Magnolia apenas logró mostrar una sonrisa mientras caminó rígidamente hacia la anciana señora Vargas, colocando las flores dentro del jarrón a su lado y volviendo a mirarla, —¿cómo estás últimamente?

—Muy bien, pero ¿por qué no tienes una mala pinta?

La abuela Vargas le cogió la mano y la miró detenidamente durante unos instantes. —¿Has estado muy ocupada con tu estudio y trabajo?

Magnolia tosió y contestó, —No, supongo que no, en realidad he engordado últimamente.

En realidad controlaba intencionadamente la cantidad de comida que ingería, temiendo que si comía demasiado se le notaría la barriga y ya no podría ocultar en absoluto al bebé.

—Magnolia, no está gorda. Ahora tienes un bebé, no vayas al trabajo si estás muy cansada.

Cuando oyó esto, estaba nerviosa Magnolia, «¡Abuela, no digas más!»

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