Capítulo 232
Pensándolo detenidamente, no parecía haber hecho nada que pudiera provocar el enfado y el resentimiento de Javier.

¿Cómo podía disolverse de repente la adopción?

No podía entenderlo.

¿Cómo iba a casarse con Ricardo si solo era huérfana cuando la echó la familia Ruiz?

La única razón por la que la señora Vargas era tan amable con ella era por la familia Ruiz.

Magdalena no se atrevía a imaginar a lo que se enfrentaría si perdía esta identidad, así que no importaba lo que pasara, ¡no podía perderla!

Javier habló tranquilo, —Sí, estarás casada y ya no tendrás que quedarte en casa con abuela todo el tiempo ni complacer a toda la familia. Tu vida debe empezar de nuevo.

Magdalena rompió a llorar, —¡Javier, no quiero irme!

—Sé que es un poco difícil de aceptar para ti de inmediato, así que te daré algo de tiempo para que lo aceptes despacio. En cuanto a las condiciones del acuerdo, puedes proponer tu opinión, puedo satisfacerte dentro de mis posibilidades, ya está.

El teléfono colgó, Magdalena
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