Andrew apresuró el paso, tenía que regresar pronto con Morgan. Lo encontró en el pasillo, a pesar de haberle pedido que fuese a la cocina. De veras que Pat afectaba al médico más de lo que parecía.
—Gracias doc. por venir tan rápido. Si hubiese visto a Morgan al llegar…
— ¿Morgan? No comprendo… pens
Mientras desayunaban, los hermanos la miraban como si pensaran que iba a desaparecer, y entonces la realidad de lo que les rodeaba rompió su burbuja de amor. El imbécil que la quería muerta seguía ahí fuera.—Morgan, cariño. Hoy te enseñaré a disparar. —Dijo Andrew—— ¿Por qué?
Ella miró a Andrew, a Justin y a los dos caballos.—No podemos irnos todos.— ¿No estarás pensando en que te deje detrás?—Sé
Morgan pasó junto a él, ignorándolo totalmente. Cuando trató de agarrarla ella solo se sacudió y siguió avanzando. Así que—esperando que no se molestara más—simplemente la tomó en brazos y la puso dentro del coche.—No es tu culpa.—Nadie de aquí envenenó tu ganado, a tod
Hospital¿Quién sería el idiota que dijo que las personas que están en coma no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor? Morgan se preguntaba eso al tiempo que escuchaba un molesto sonido el cual probablemente pertenecía a la máquina que
Me considero afortunada pues mientras investigo para mis libros, recibo ayuda de personas maravillosas que están dispuestas a aclarar mis dudas.Gracias infinitas por la cantidad de tiempo que me dedican así como por la valiosa información que han compartido conmigo durante estos 16 meses. Al Agente especial
Hospital¿Quién sería el idiota que dijo que las personas que están en coma no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor? Morgan se preguntaba eso al tiempo que escuchaba un molesto sonido el cual probablemente pertenecía a la máquina que la mantenía respirando.“Era por su bien” escuchaba a los m&e
Enero 1999Mientras miraba por la ventana el jardín que fue suyo por años sintió un gran pesar, pues cada rincón guardaba sus secretos más íntimos. Toda niña sola charla con los árboles, las piedras el viento. Y cuando era pequeña le contaba sus tristezas al viento para que este se las llevara lejos y aunque no funcionaba, al menos podía desahogarse. Irse apestaba, no poder quedarse apestaba. Pero aunque gritase nada sucedería, porque aunque ella elevase la voz, no sería escuchada.
Tras rodar unos tres escalones, vio fugazmente a su agresor y sintió pena pues lo consideraba un joven trabajador y honesto. Se llevó la mano a la cabeza y la encontró empapada en sangre, el mareo era bastante así que se quedó quieta mientras pasaba un poco.Demonios, aquello dolía y empezaba a ver manchas negras. Logró arrastrarse al teléfono para pedir ayuda justo cuando comenzó a sonar.Último capítulo