Llegó Orlando, con su hija más grande, que en cuanto escuchó que su padre iba hasta la casa de Facundo, no desperdició la oportunidad para verlo.Ludmila quería saber más sobre Facundo, le había molestado enterarse de que él vivía solo, pensaba que todas las noches se la pasaba acompañado por distintas mujeres.Se imaginaba un departamento pequeño, en donde la música sonaba hasta altas horas de la madrugada.Al llegar a esa mansión, se sorprendió bastante y al enterarse de que un domingo a la mañana había amanecido sin una compañía femenina a su lado, su humor cambió totalmente.Estaba contenta.El que tenía ganas de sacudir a su amigo, era Orlando, ya no sabía qué hacer para que Lorenz, entienda, que tenía que cambiar su actitud.-Me mostrás tu casa…Dijo la adolescente.-Sí, claro.Facundo pensó que los dos socios tenían que hablar.-Mostrame tu habitación.Dijo la adolescente, en cuanto se alejaron un poco. -Ludmila… yo…-¿Tenés a alguna chica escondida?-¡No!-Entonces, demostral
A ese evento también estaba invitado Leonardo, ya que su familia materna, tenía un parentesco con la madre de la reina.La reina y Leonardo, eran primos en cuarto grado.La cercanía era relativa.Cuando eran pequeños, muchas veces se encontraban en la casa de una tía abuela, y de adultos, cada tanto hablaban por teléfono, y aunque no se veían seguido, se tenían gran estima.Por eso, Leonardo no se sorprendió cuando recibió la invitación, y se apresuró a confirmar su asistencia.Nunca pensó en encontrarse con Edith y con Julián Espejo en ese evento, no relacionó al embajador, con la fiesta que brindaba su prima, es que aunque fue todo un acontecimiento cuando su prima se casó, con Edmundo Monterdh de Los Corrales Yurth, y en ese momento no recordaba cuántos apellidos más tenía el príncipe de ese país, Leonardo no era consciente de que su bella y querida prima, era la reina de un país Europeo, aunque los reyes modernos no tenían el poder real que antaño supieron tener, no dejaba de ser
Edith, al escuchar las palabras de su amigo, instintivamente, miró a Leonardo, era el único del grupo que no sabía sobre su embarazo y era el único que le podría contar a Lorenzo.Peter aprovechó la situación, quería ayudar a Edith, y Lorenzo, aunque le parecía un don Juan y bastante inmaduro para su edad, era un buen hombre, y él suponía que iba a dejar de lado su vida de mujeriego, ya que le había jurado que amaba a la viuda de Paolo, a lo mejor era meterse en donde no lo llamaban, pero tampoco le importaba demasiado quedar como un metiche.Entendía que estaba trabajando de Cupido, pero creía que esos dos necesitaban un empujón para estar juntos.Edith era sumamente orgullosa, a Peter, personalmente, le había molestado demasiado cuando ella no quiso aceptar su ayuda económica y le molestó aún más, cuando se enteró que ella estaba trabajando de stripper.En un punto, consideraba a Edith, un poco caprichosa, aunque su esposa le decía que no era capricho, que era una mujer fuerte, que
Edith estaba contrariada, no entendía por qué todos se empeñaban en decir que Lorenzo la amaba.Ella no estaba bien antes de conocer a Lorenzo, pero desde que lo conoció, su vida sufrió muchos cambios.No veía la hora de que se terminara esa noche.Eran las últimas piezas que se tocaban, ya le habían cantado el feliz cumpleaños a la reina.La viuda estaba agotada, no sólo por la hora, ya era entrada la madrugada, sino porque pasó una noche bastante estresada.¿Leonardo sabía que ella estaba embarazada?¿Su pancita se notaba más de lo que pensaba?Julián le pidió que bailaran y Edith no se pudo negar.En medio de la pista, el embajador se acercó a su oído.-Perdón.Dijo, sin que Edith entendiera porqué.Unos segundos después, él la besó, no lo hizo con pasión, ni fue un beso de lengua, pero fue prolongado, para que la mayoría de las personas que se hallaban allí, los vieran.Era eso lo que Julián estaba buscando cuando llegó al evento con la madre de Facundo.El que estaba incómodo, er
Pasaron los días y todo volvió a la normalidad.Julián era un hombre muy correcto, y aunque en su interior sintió que algo cambió, no sabía exactamente qué era, por lo que dejó fluir todo, sin volver a acercarse de manera íntima a Edith.Cristian volvió de su viaje de negocios y ellos estuvieron como siempre.Cada tanto, Julián pensaba en que era lo que le sucedió ese día, pero seguía pensando que todo era una fantasía, y que no le tenía que dar importancia.Leonardo, que seguía en Europa, se encontró con Julián y Edith y con otros empresarios, para sellar un acuerdo importantísimo.Al ingeniero ya no le quedaron dudas de que Edith estaba embarazada, porque su pancita, aunque pequeña, se hacía notar.Esta vez no fue indiscreto, aunque se moría de ganas por hacer algún comentario, pero eran muchos millones los que estaban en juego.Edith sintió varias veces la mirada de Leonardo sobre su estómago, pero trató de ignorarlo.En esa cena se enteró de que Leonardo aún no había vuelto a Arg
Leonardo llegó a su casa, el viaje era agotador, porque eran muchas horas desde el viejo continente.Se acostó un par de horas y luego de almorzar, llamó a Lorenzo, le tenía que contar todo lo que sabía, lo iba a hacer personalmente.Esa misma mañana, el CEO enamorado, llamó a Edith, como siempre, y aunque esta vez, ella pensaba hablar con él, justo había dejado cargando el celular y no escuchó el llamado.Ya había hablado con Facundo y le dolían en el alma todos sus reproches, aunque muchos se los merecía, no estaba acostumbrada a estar enfrentada con su hijo.Tampoco estaba acostumbrada a que su hijo le cortase la comunicación.Con la mejor cara y escondiendo su dolor, se dedicó a trabajar, ese día tenían un almuerzo protocolar en la mansión.Lorenzo estaba entrando a la empresa en dónde se iba a encontrar con su amigo.Le pareció raro la premura que tenía Leonardo, por hablar con él, y lo más raro, era que prefirió pasar por esa compañía, en lugar de almorzar en algún restaurante,
Lorenzo apareció en el sector donde se hallaba Facundo, poniendo nerviosos a los empleados que trabajaban allí.Sin saludar a nadie, entró a la oficina del joven.Facundo estaba agotado, estresado y estaba dominado por la impotencia.¡Su madre estaba embarazada!Cuando vio entrar a su jefe, ya lo estaba esperando, pero pensaba que a esa altura, su madre ya había hablado con él.-¿Hablaste hoy con tu madre?Las dudas del muchacho crecieron, pero ya no quería inventar más excusas.-Sí…-¡No me atiende el teléfono!-¿No habló con usted?Preguntó asombrado, su madre se lo había prometido.-¡No, no hablamos!-¡Ella me prometió que hoy hablaría con usted!-¿Por qué te prometió eso? ¿Sabés algo? ¿Lo sabés?Preguntó sin poder controlarse.-Yo… creo ustedes tienen que hablar.Dijo con resolución.-No sé a qué está jugando, ¡Le ofrecí hasta mi vida!-Lo sé… ella me prometió…-No creo haber fallado tanto…-La verdad es que desconozco a mi madre, no sé qué le sucede, ella ocultó muchas cosas.-¿P
Los tres amigos, algo más tranquilos, entraron a la oficina de Orlando.-Lore, no podés salir corriendo. -Sí, Facundo es el hijo de Edith y era un tema muy importante, es más, él es mi escudo.-¿No podés conquistarla sin poner a su hijo en el medio?Le pregunta Leonardo, sin dejar el sarcasmo de lado.-¿Pensás que la llevé a la cama, invocando el nombre de su hijo?Le respondió molesto.Leonardo no se ofendió, más bien se divertía con la situación.-¡Estás obsesionado con ella, serías capaz!-No… tal vez sí, no para llevarla a mi cama, pero haría cualquier cosa por estar con Edith, ella es tan… sensual, tan suave, es distinta, te juro que cuando la vi por primera vez, me sentí atraído por un imán, claro que al principio podía decir que era un juego, pero con ninguna mujer me sentí igual que con ella.-Todo lo que quieras, sin embargo no es suavecita, se planta hasta con soberbia, cuando algo no le gusta.-Ella no es soberbia.-No digo que lo sea, por ahí no es la palabra que estaba b