Capítulo 4

Sin embargo, el camino hacia el amor no siempre es fácil. A medida que su relación se profundizaba, Clara se dio cuenta de que Lucas seguía luchando con sus demonios internos. A pesar de los momentos de conexión y alegría compartidos, había una sombra que se cernía sobre él, una incertidumbre que, aunque intentaba ocultar, se hacía palpable para Clara.

Un día, después de una exitosa exposición en la galería, Clara notó que Lucas se mostraba distante y apagado. Había sido una noche llena de risas, admiradores y arte, pero la chispa que solía iluminar sus ojos había desaparecido.

—¿Qué te pasa? —preguntó Clara, preocupada, mientras lo observaba con atención. Su corazón se aceleraba al ver la expresión de desasosiego en su rostro.

—No estoy seguro de que esto esté destinado a funcionar —respondió él, su voz llena de inseguridad, como si cada palabra le costara un esfuerzo monumental.

Clara sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Sabía que no era el momento adecuado para una conversación como aquella, pero la angustia que Lucas emanaba era imposible de ignorar.

—Estamos aquí el uno para el otro. No dejes que tus miedos nos separen —exclamó Clara, su voz temblando con una mezcla de amor y frustración.

Sin embargo, Lucas se apartó, y la lucha era visible en su rostro.

—No estoy listo, Clara. A veces siento que mis demonios son demasiado grandes —dijo, su mirada perdida en el horizonte, como si intentara encontrar una respuesta en el cielo.

Clara comprendió que necesitaría tiempo para sanar y que no podía forzar su amor. Se sintió impotente ante la lucha de Lucas y, a pesar de su deseo de ayudarlo, sabía que no podía arrastrarlo hacia un lugar donde no se sentía cómodo.

—¿Y si nos damos un tiempo? —sugirió Clara, sintiéndose triste y derrotada. Las palabras salieron de su boca como un susurro, cargadas de resignación.

Lucas asintió, sintiendo el peso de la presión que los rodeaba.

—Quizás sea lo mejor. Necesito encontrarme a mí mismo de nuevo —respondió, su voz temblorosa.

La devastación llenó el pecho de Clara. La idea de estar separada de Lucas le dolía más de lo que había imaginado, pero también entendía que no podía forzarlo a estar en un lugar donde no se sentía seguro.

Decidida a no dejar que la tristeza la consumiera, Clara se enfocó en su escritura, creando una novela inspirada en sus experiencias con Lucas. Cada palabra que escribía se convertía en un refugio, un espacio donde podía explorar sus sentimientos, su amor y su dolor. A través de la escritura, Clara comenzó a encontrar claridad y propósito, dándole forma a las emociones caóticas que la inundaban.

Mientras tanto, Lucas se dedicaba a su arte, buscando en cada pincelada respuestas a sus preguntas internas. Sin embargo, la ausencia de Clara se hizo palpable en su vida, y comenzó a darse cuenta de cuánto la extrañaba. Su mente estaba llena de recuerdos de momentos compartidos, de risas y complicidades, pero la soledad le pesaba más que nunca.

Una noche, mientras pintaba en su estudio, rodeado de lienzos y tubos de pintura, Lucas recordó una conversación que habían tenido sobre el significado del amor. Reflexionó sobre lo que verdaderamente quería en su vida.

—¿Qué estás esperando, Lucas? —se preguntó a sí mismo—. ¿El momento perfecto?

Decidido a enfrentar sus miedos, tomó la resolución de buscar a Clara y reconectar con ella. Sabía que no podía dejar que el miedo lo mantuviera alejado de lo que realmente deseaba.

Días después, mientras Clara estaba en la librería, recibió un mensaje de Lucas. Era simple pero contundente: “¿Podemos hablar?”. Su corazón dio un vuelco, una mezcla de emoción y ansiedad se apoderó de ella. Sin dudarlo, aceptó el encuentro.

Se encontraron en la playa, donde todo había comenzado. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla y la brisa del mar crearon una atmósfera mágica que envolvía todo a su alrededor. Lucas la miró a los ojos, y Clara notó la vulnerabilidad en su mirada, la lucha que aún persistía en su interior.

—He estado pensando en nosotros —dijo Lucas, su voz suave pero firme—. Te necesito en mi vida, pero debo aprender a enfrentar mis miedos antes de seguir adelante contigo.

Clara sintió una oleada de esperanza invadirla. Sus palabras resonaron en su corazón como un eco de amor genuino.

—Estoy aquí para apoyarte. No tienes que hacerlo solo —respondió Clara, con una sinceridad que provenía de lo más profundo de su ser.

Ambos se miraron, y en ese instante, supieron que el amor que compartían era más fuerte que los obstáculos que enfrentaban. Lucas se acercó y la abrazó, sintiendo un alivio al finalmente dejar de lado sus inseguridades. La calidez de su abrazo era un bálsamo para sus almas, un recordatorio de que no estaban solos en su lucha.

La conversación fluyó entre ellos, llena de promesas y planes para el futuro. Compartieron risas, anhelos y temores, cada palabra entrelazando sus vidas de una manera más profunda. Clara se dio cuenta de que, aunque el amor podía ser complicado, era la única cosa que realmente valía la pena.

Mientras la luna comenzaba a asomarse en el horizonte, iluminando la playa con su suave luz plateada, Clara sintió que este era el inicio de una nueva etapa en su relación. Con la mano de Lucas entrelazada con la suya, supo que estaban listos para enfrentar juntos cualquier desafío que la vida les presentara. Aunque el camino por delante no sería fácil, su amor era una brújula que los guiaría en cada paso, y eso era suficiente para Clara.

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