Capítulo 3

El tiempo pasó, y Clara se sumergió en su trabajo, intentando encontrar consuelo en su escritura mientras lidiaba con la ausencia de Lucas. La tristeza era un compañero constante, una sombra que la seguía en cada rincón de su vida. En las noches, cuando el silencio se hacía abrumador, se encontraba sentada frente a su computadora, las palabras fluyendo como un río desbordado. Cada frase que escribía era un intento de procesar su dolor, de entender lo que había sucedido entre ellos.

Un día, mientras trabajaba en un café local, se encontró observando a una pareja en la mesa de al lado. Sus risas llenaban el aire, y la conexión entre ellos era palpable. Clara sintió una punzada de envidia, deseando que ella y Lucas pudieran compartir momentos así. Sin embargo, no podía evitar recordar su última conversación. La idea de “tiempo” la atormentaba; no sabía cuánto duraría ese espacio entre ellos, pero sentía que cada día sin él era una eternidad.

Decidida a avanzar, comenzó a explorar nuevas ideas para su novela, inspirándose en su relación con Lucas. Creó un personaje que reflejaba la lucha interna que él enfrentaba, un artista talentoso atrapado entre el amor y el miedo. A través de las palabras, Clara logró plasmar sus sentimientos, dándole vida a las emociones que parecían ahogarla. Escribir se convirtió en su forma de terapia, y cada página escrita era un pequeño paso hacia la sanación.

Mientras tanto, Lucas también enfrentaba su propia batalla. La ausencia de Clara lo había dejado con un vacío que no podía llenar. Se dedicaba a su arte con más fervor, pero cada pincelada parecía carecer de la magia que una vez había tenido. A menudo, se sentaba en su estudio, mirando su obra más reciente: un retrato inacabado de Clara. La imagen capturaba su esencia, pero la falta de finalización simbolizaba la inestabilidad de su relación.

Una noche, mientras revisaba sus trabajos, se dio cuenta de que la inspiración que había encontrado al pintar había desaparecido. Estaba atrapado en un ciclo de autocrítica y dudas. A veces, se preguntaba si había tomado la decisión correcta al alejarse de Clara. Las conversaciones que habían tenido se repetían en su mente como un mantra, recordándole lo que había perdido.

—¿Por qué no puedo simplemente dejar de pensar en ella? —se preguntó, frustrado por la incapacidad de avanzar.

Decidido a aclarar sus sentimientos, comenzó a buscarla. Lucas sabía que no podía continuar así; era hora de enfrentarse a sus miedos y ver si podía encontrar el camino de regreso a Clara. Una tarde, mientras caminaba por la playa, el sonido de las olas le recordó la última vez que habían estado juntos. Allí, en ese mismo lugar, habían compartido risas y promesas.

A medida que se acercaba al atardecer, vio a Clara sentada en la arena, sumida en sus pensamientos. Su corazón dio un vuelco; la imagen de ella lo llenó de nostalgia y deseo. Se acercó lentamente, sintiendo una mezcla de esperanza y temor. Clara levantó la vista y, al verlo, su expresión cambió. Había una chispa de sorpresa, pero también de anhelo en su mirada.

—Hola, Lucas —dijo, su voz suave como la brisa que soplaba entre ellos.

—Hola —respondió él, incapaz de apartar la vista de su rostro. La tristeza que había sentido en su ausencia parecía desvanecerse con solo mirarla.

Ambos se quedaron en silencio, el sonido de las olas llenando el espacio entre ellos. Era como si el tiempo se detuviera, y el mundo se desvaneciera en ese instante. Finalmente, Clara rompió el silencio.

—¿Por qué no me llamaste? —preguntó, su voz temblando ligeramente.

Lucas sintió una punzada de culpa, pero sabía que debía ser honesto.

—No sabía si era lo correcto. Tenía miedo de hacerte daño.

Clara lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de comprensión y frustración.

—El tiempo que pasamos separados solo me ha hecho darme cuenta de cuánto te necesito, Lucas. No quiero vivir en un mundo sin ti —dijo, su voz firme a pesar de la vulnerabilidad que sentía.

Lucas sintió que su corazón se abría ante esas palabras.

—Yo también te necesito, Clara. Pero tengo miedo de arrastrarte a mi caos.

—Todos tenemos demonios —respondió Clara, acercándose un poco más—. Pero creo que podemos enfrentarlos juntos.

Las palabras de Clara resonaron en Lucas, y sintió una oleada de determinación. Era hora de dejar atrás sus temores y abrazar la posibilidad de un futuro con ella.

—Quiero intentarlo, Clara. Quiero luchar por nosotros —dijo, sintiendo que cada palabra era un paso hacia adelante.

Clara sonrió, una luz brillando en su rostro.

—Eso es todo lo que quiero. Estoy aquí para ti, Lucas. No tienes que hacerlo solo.

En ese momento, la brisa del mar pareció llevarse el peso de sus preocupaciones. Lucas la tomó de la mano, y juntos comenzaron a caminar por la orilla, dejando atrás las dudas y los miedos. Mientras el sol se ponía en el horizonte, ambos sintieron que el amor que compartían era más fuerte que cualquier obstáculo. Habían encontrado el camino de regreso el uno al otro, y aunque el futuro era incierto, estaban listos para enfrentarlo juntos.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP