Capítulo 82
En la esquina cercana, Dafne se escondía tras una pared, observando conteniendo la respiración, como si fuera una ladrona. Pudo ver a Hans, distante pero noble, inclinándose para entregarle dos helados de fresa a Esperanza. También presenció cómo Hans acariciaba tiernamente la cabeza de Esperanza con su gran mano. Ambos esperaban en la fila para comprar helado, como un padre común llevando a su hija a disfrutar de un dulce.

Ella no se atrevía a acercarse, tenía miedo de que, si aparecía, esa imagen tan cálida y hermosa se desvaneciera. ¿Si Hans supiera que ella era la madre de Esperanza, la reconocería como su hija? ¿Le arrebataría a Esperanza y nunca le permitiría volver a verla?

Los ojos de Dafne se enrojecieron y se llenaron de lágrimas.

Hans siempre había sido frío, transmitiendo una presencia que mantenía a la gente alejada. Pero en ese momento, él y Esperanza estaban sentados juntos en un pequeño banco del área de descanso. Mientras Esperanza lamía su helado, con crema en la boca
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