Al respirar profundamente, Carlos intentó controlar sus emociones. Cerró sus ojos mientras tomaba el elevador hacia CSK Ropa, una empresa fundada con su amigo, Alexander.Ese día marcaría el comienzo de su próxima persecución implacable de la chica, la chica que dejó atrás; Kate Wright.“Relájate, amigo. Este es el momento que has estado esperando”, le recordó Alexander y Carlos asintió.“Espero haber tomado la mejor decisión”, expresó Carlos. El plan era ver a Kate después de que terminara el Abierto de Francia, cuando él estuviera confiado de que todo estaba segura. Sin embargo, Alexander lo convenció de lo contrario.“Nadie lo descubrirá. Simplemente necesitamos ser… discretos sobre tu relación verdadera con Kate”, sugirió Alexander. “Además, tu asistente aún está en Francia, cubriéndonos”.Carlos asintió. Sabía que necesitaba hacerles entender a sus directores que nadie debe de saber de su visita.Al pensar en Kate, Carlos sonrió. Estaba a unos minutos de finalmente verla de
“¿Te siguieron?”, le preguntó Ethan a Carlos. Estaba frunciendo el ceño después de enterarse de la situación actual de Carlos. Se levantó de su asiento y le dio la espalda a Carlos. Ethan miró a lo lejos a través de las ventanas, asimilando todo.“No lo creo, tío. La pandilla francesa todavía cree que Alexander y yo estamos en París, preparándonos para el Abierto de Francia”, respondió Carlos. “Y el conductor que me llevó es un empleado de la empresa. Como todos mis empleados, había firmado una cláusula de privacidad. No dirá nada”.“Te entiendo, Carlos. Entiendo tus razones para irte, para seguir tus sueños, para perseguir el motivo de la caída de tu familia, pero no debería haber sido la razón suficiente para cortarnos por completo”, reprendió Ethan.“Yo”. Carlos tragó. “Me arrepentí por no haber explicado mi lado. De nuevo, lo siento, tío, pero cuando todo se complicó, ya estaba atorado en la situación y… quería ser lo suficientemente hombre para manejar todo”.Al escuchar su de
‘¿Quién es mi novia?’. Carlos fingió ignorar su pregunta y preguntó: “No he visto a Kaleb. ¿Dónde está?”.“¿Estás evitando el asunto aquí?”, sospechó Kate. “¿Por qué no respondes mi pregunta?”.“¿Por qué estás interesada en descubrir quién es mi novia?”, preguntó Carlos de vuelta, y pudo ver la expresión atónita de Kate. Juró; la vio apretar sus mandíbulas como reacción.“Yo… yo supuse que quería saber para quién estoy trabajando”, razón Kate. “¿Qué hay de malo con eso?”.“¿En serio?”, prosiguió Carlos. Cruzó los brazos sobre el pecho, mirando intensamente a Kate. “¿No tienes ninguna otra razón para preguntar eso?”.Carlos captó cómo Kate luchaba por responder. Terminó resoplando, dejando salir una risa antes de responder: “No. Eso es todo. ¿Qué otras razones tendría?”.“No tengo una novia”, aclaró Carlos finalmente el malentendido. “No sé porque Catrina pensó que tenía una, pero no. No tengo y eventualmente conocerás al tercer propietario de la empresa”.Antes de que Kate pudie
*** RETROSPECTIVA: Durante una de las prácticas de tenis de Carlos en la secundaria ***Después de lanzar la pelota al aire, las rodillas de Carlos se flexionaron y su tronco rotó en un ángulo de cuarenta y cinco grados en una posición de golpe pro-drop.“¡Arrghhh!”, gruñó mientras golpeaba la pelota de tenis con su raqueta en un poderoso saque.La pelota aterrizó en el área de servicio del oponente, otorgándole a Carlos sus últimos puntos.“¡Juego Ronaldo!”. El árbitro anunció la victoria, haciendo que los seguidores de Carlos saltaran en sus asientos, animándolo.Cuando Carlos se sentó en el banco lateral para descansar, Kate se apresuró a la cancha. “Aquí, déjame traer tu agua”.“¡Hiciste un gran trabajo! ¡Estoy muy orgullosa de ti, Carlos!”, gritó Kate de la emoción. Estaba tan feliz por Carlos que, sin darse cuenta, lo ayudó a limpiarse el sudor de la cara.“¡Kate!”, gruñó Carlos. “Mi equipo me está mirando ahora”.“¿Y qué?”, respondió Kate, sus ojos vagando hacia el opone
“Te pareces bastante a Manuel Ronaldo”, dijo Hugo Bonnet, sus ojos estudiando a Carlos con cuidado, esperando una reacción.Mientras Carlos sentía la rabia recorrer todo su cuerpo, tragó todas sus emociones por su garganta. Rápidamente formó una mueca como si le repugnó ser comparado a su propio padre. Carlos respondió: “No soy… nada como mi padre”.Carlos se volvió hacia su amigo, Alexander. Luego desvió su atención de vuelta a Hugo. Dijo: “Mi padre era egoísta. Más que eso, fracasó en mantener sus finanzas y dejó a mi madre y a mí en una situación de impotencia”.“Le agradecería, Señor Bonnet, que no lo mencione frente a mí”, solicitó Carlos. Mientras sus ojos estaban llenos de furia, era amargura destinada en secreto para Hugo y no para su padre, Manuel.La antigua sonrisa de Hugo se convirtió en una gran sonrisa. Declaró: “Bueno, creo que… nos llevaremos bien”.“Esto espero, Señor Bonnet. Estoy aquí por dinero y solo por dinero. Sé que hacer negocios contigo es la forma más rá
“Hola, Catrina”, saludó Kate, entrando por la puerta de la oficina del Director Ejecutivo. Extendió su mano, dándole una copia a Catrina de su propuesta de mercadeo. “Este es el plan de mercadeo que mi equipo y yo hemos ideado. También te envié una copia electrónica de todo el esquema”.“Entiendo que el contrato de patrocinio de Carlos con Rolex finaliza en dos meses, por lo que mi sugerencia incluía que utilizara los relojes incluso antes de nuestro lanzamiento oficial -”.“¿Carlos?”. Catrina levantó una ceja y dijo: “¿Estás llamando al Señor Ronaldo por su primer nombre?”.“Kate, no me importa que no llamemos por nuestros primeros nombres, pero nuestro jefe sigue siendo nuestro jefe. A menos que diga lo contrario, te dirigirás a él como el Señor Ronaldo”, indicó Catrina. “¿Está claro?”.Kate se quedó en silencio. Tragó, dándose cuenta de que toda la oficina no estaba anuente de su conexión con Carlos. Su padre, Ethan, le había recordado específicamente que se lo guardara para ell
Los ojos de Kate se abrieron. Hizo una mueca, dándose cuenta que su teléfono estaba vibrando. Aún media dormida, revisó el tiempo. Cuando Kate se dio cuenta de que aún eran las cuatro de la mañana, gruñó, quejándose: “¿Quién llama a esta hora?”.Estaba a punto de cancelar la llamada, cuando algo en ella, llámalo una fuerza desconocida, la instó a contestar su teléfono. Cuando deslizó la pantalla de inicio, murmuró: “¿Sabes qué hora es?”.“Es casi mediodía aquí en París”. Al escuchar esa voz que anhelaba; Kate estaba despierta completamente en un instante.Su voz se rompía mientras llamaba su nombre: “¿C-Carlos?”.“Hoy es el primer día del torneo. Lamento haberte despertado. Solo estaba… preguntándome si tal vez… ¿me desearías suerte?”, dijo Carlos en el otro lado de la línea.El corazón de Kate ya se estaba acelerando, emocionada por la llamada inesperada. Respondió: “Por supuesto, buena suerte en tu juego. Sé que lo harás bien. Como siempre”.Hubo un segundo de silencio, pero ta
Segunda ronda del Abierto de Francia.El Estadio de Roland Garros, el complejo que alberga el Abierto de Francia, tenía las superficies de sus canchas de tenis hechas piedra calizas blancas y cubiertas con polvo de ladrillo rojo. Los ladrillos triturados fueron presionados sobre la superficie de piedra caliza con rodillos, luego se empaparon en agua. Cada paso, cada deslizamiento y cada aterrizaje de la pelota dejaban una marca en las canchas de tenis.Dicen, en el Abierto de Francia, hubo errores de cálculos sobre si la pelota entraba o salía, pero ese día, Hugo Bonnet se aseguró de hacerle saber a Carlos cómo él tenía control sobre los juegos franceses. Hugo asistió al juego por primera vez desde que Carlos se infiltró en los esquemas de los partidos arreglados.“¡La pelota está adentro!”, gritó Carlos al árbitro, y muchos de sus fanáticos dentro del estadio hicieron lo mismo. Estaban abucheando al árbitro por haber contado la pelota fuera.El rostro de Carlos estaba rojo de rese