“Te pareces bastante a Manuel Ronaldo”, dijo Hugo Bonnet, sus ojos estudiando a Carlos con cuidado, esperando una reacción.Mientras Carlos sentía la rabia recorrer todo su cuerpo, tragó todas sus emociones por su garganta. Rápidamente formó una mueca como si le repugnó ser comparado a su propio padre. Carlos respondió: “No soy… nada como mi padre”.Carlos se volvió hacia su amigo, Alexander. Luego desvió su atención de vuelta a Hugo. Dijo: “Mi padre era egoísta. Más que eso, fracasó en mantener sus finanzas y dejó a mi madre y a mí en una situación de impotencia”.“Le agradecería, Señor Bonnet, que no lo mencione frente a mí”, solicitó Carlos. Mientras sus ojos estaban llenos de furia, era amargura destinada en secreto para Hugo y no para su padre, Manuel.La antigua sonrisa de Hugo se convirtió en una gran sonrisa. Declaró: “Bueno, creo que… nos llevaremos bien”.“Esto espero, Señor Bonnet. Estoy aquí por dinero y solo por dinero. Sé que hacer negocios contigo es la forma más rá
“Hola, Catrina”, saludó Kate, entrando por la puerta de la oficina del Director Ejecutivo. Extendió su mano, dándole una copia a Catrina de su propuesta de mercadeo. “Este es el plan de mercadeo que mi equipo y yo hemos ideado. También te envié una copia electrónica de todo el esquema”.“Entiendo que el contrato de patrocinio de Carlos con Rolex finaliza en dos meses, por lo que mi sugerencia incluía que utilizara los relojes incluso antes de nuestro lanzamiento oficial -”.“¿Carlos?”. Catrina levantó una ceja y dijo: “¿Estás llamando al Señor Ronaldo por su primer nombre?”.“Kate, no me importa que no llamemos por nuestros primeros nombres, pero nuestro jefe sigue siendo nuestro jefe. A menos que diga lo contrario, te dirigirás a él como el Señor Ronaldo”, indicó Catrina. “¿Está claro?”.Kate se quedó en silencio. Tragó, dándose cuenta de que toda la oficina no estaba anuente de su conexión con Carlos. Su padre, Ethan, le había recordado específicamente que se lo guardara para ell
Los ojos de Kate se abrieron. Hizo una mueca, dándose cuenta que su teléfono estaba vibrando. Aún media dormida, revisó el tiempo. Cuando Kate se dio cuenta de que aún eran las cuatro de la mañana, gruñó, quejándose: “¿Quién llama a esta hora?”.Estaba a punto de cancelar la llamada, cuando algo en ella, llámalo una fuerza desconocida, la instó a contestar su teléfono. Cuando deslizó la pantalla de inicio, murmuró: “¿Sabes qué hora es?”.“Es casi mediodía aquí en París”. Al escuchar esa voz que anhelaba; Kate estaba despierta completamente en un instante.Su voz se rompía mientras llamaba su nombre: “¿C-Carlos?”.“Hoy es el primer día del torneo. Lamento haberte despertado. Solo estaba… preguntándome si tal vez… ¿me desearías suerte?”, dijo Carlos en el otro lado de la línea.El corazón de Kate ya se estaba acelerando, emocionada por la llamada inesperada. Respondió: “Por supuesto, buena suerte en tu juego. Sé que lo harás bien. Como siempre”.Hubo un segundo de silencio, pero ta
Segunda ronda del Abierto de Francia.El Estadio de Roland Garros, el complejo que alberga el Abierto de Francia, tenía las superficies de sus canchas de tenis hechas piedra calizas blancas y cubiertas con polvo de ladrillo rojo. Los ladrillos triturados fueron presionados sobre la superficie de piedra caliza con rodillos, luego se empaparon en agua. Cada paso, cada deslizamiento y cada aterrizaje de la pelota dejaban una marca en las canchas de tenis.Dicen, en el Abierto de Francia, hubo errores de cálculos sobre si la pelota entraba o salía, pero ese día, Hugo Bonnet se aseguró de hacerle saber a Carlos cómo él tenía control sobre los juegos franceses. Hugo asistió al juego por primera vez desde que Carlos se infiltró en los esquemas de los partidos arreglados.“¡La pelota está adentro!”, gritó Carlos al árbitro, y muchos de sus fanáticos dentro del estadio hicieron lo mismo. Estaban abucheando al árbitro por haber contado la pelota fuera.El rostro de Carlos estaba rojo de rese
Temprano ese día en la Ciudad de Braeton.“¡Sí! ¡Sí!”, gritó Kate después de que Carlos ganó su partido. Estaba en una cafetería al otro lado de la calle de su edificio de oficinas, pidiendo una excelente bebida fuerte para despertarla.Casi se pierde el juego de Carlos, pero afortunadamente, fue testigo de todo a través de su teléfono celular, mientras pedía su bebida.Habían pasado dos días desde la primera vez que Carlos la llamó. La primera vez que sucedió, su teléfono murió. Temprano en la mañana, perdió su llamada porque aún dormía profundamente. Kate estaba tan exhausta que no escuchaba sonar su teléfono, a pesar de tener su teléfono celular junto a ella.El tiempo de diferencia entre Braeton y París no ayudaba en absoluto.Al reconocer que tenía aún una hora y media antes de que empezara el trabajo, Kate se sentó en una mesa vacía y lentamente tomó un sorbo de su café. Justo entonces, una mujer con pelo de color miel ondulado se acercó a ella. La mujer agarró el asiento va
“Oh, Dios mío, ¿Kate? ¿Qué haces despierta tan temprano?”, llamó Samantha, alarmando a Kate en su asiento. Había ido a la cocina a buscar una jarra de agua, y al regresar, escuchó ruidos en el área familiar del segundo piso.Kate se volvió a Samantha mientras hacía un puchero con sus labios. Respondió: “Hola, mamá”. Señaló la pantalla de televisión y reveló: “Veo la entrevista de Carlos. El Abierto de Francia tuvo su segunda conferencia de prensa y quería verlo”.Al mirar brevemente la televisión, Samantha suspiró. Colocó la jarra de agua en la mesa y se sentó junto a Kate. La abrazó desde un lado, diciendo: “Realmente lo amas”.Con un jadeo pesado, Kate admitió: “Sí, mamá”. Llevó sus rodillas hasta el pecho y las envolvió con sus brazos, diciendo: “No puedo evitarlo, especialmente desde que sé que está de regreso”“Bueno, espero que esto sea definitivo para ambos. Espero que todavía haya una oportunidad, pero espera, ¿ya aclaraste con él sobre Hailey McKenzie?”, preguntó Samantha,
“Qué juego tan impactante, todos. Alexander Jenkins corrió con todas su fuerzas, y puedes ver eso en la repetición, la forma en que su rostro frunció el ceño mientras intentaba alcanzar esa pelota. Sus esperanzas de pasar a semifinales en el Abierto de Francia murieron en los cuartos de final”, dijo el comentarista de deportes presentado en televisión.La cadena de televisión francesa reprodujo repetidamente el juego de Alexander, incluyendo el final, donde Carlos parecía tener un acalorado intercambio con su compañero de práctica. Carlos y Alexander fueron vistos maldiciendo el uno al otro, gritando ante la derrota imprevista.“Claramente, El Diablo estaba molesto. Su buen amigo no pudo demostrar su valor cuando Alexander prometió durante el Abierto de Australia que se superaría durante esta competencia”, dijo el locutor en televisión.Carlos y Alexander vieron la repetición desde el interior de la habitación del hotel, compartido con los detectives franceses y los policías. La ope
“Esto es un sombrero hecho a medida, hecho de material antibalas. Por lo tanto, es un poco pesada e incómoda”, dijo el policía, todo mientras ayudaba a Carlos y Alexander con su ropa. Carlos había llegado a conocer a este hombre como el oficial Laurent.Mientras el detective Bernard conducía la operación, mirando todo desde la furgoneta en el otro lado del complejo, el oficial Laurent estaba a cargo de mantener a Carlos y a Alexander seguros.“No me importa si tengo que cargar el mundo entero sobre mi cabeza”, comentó Alexander. “Dame ese sombrero”.“Oficial Laurent, estamos listos”, anunció, otro hombre en uniforme llamado Samuel.“Ya estamos casi listos aquí”, dijo el Señor Laurent de vuelta.Al respirar hondo, Carlos se miró en el espejo. Las líneas en su rostro compensaban su apariencia atractiva habitual. Se había llenado de preocupación y no pudo evitar rezar al cielo, deseando que todo saliera de acuerdo a los planes de las autoridades.Además del chaleco, sus overoles tam