Aurora.

Es de noche, estoy en el lago, el mismo donde estuve la noche que Daren fue coronado, quise venir a este lugar antes de dejar esta manada para siempre, de repente me ha atrapado un fuerte sentimiento de nostalgia, deseo estar lejos de este lugar, pero a la vez presiento que lo extrañaré, no solo el palacio, también a la manada, porque crecí aquí, en HochFinster

conocí la felicidad y también la desdicha; de niña jugué en estos jardines con mi hermana y nadamos en este lago, aún oigo en mi cabeza nuestras risas, la voz de mi madre cuando nos llamaba para darnos de comer, esa voz que no volveré a escuchar jamás.

Mi vida era tan sencilla, era una chica alegre, inocente de la maldad que podía existir. Fue aquí, en este lago donde conocí a Daren, lo vi por primera vez cuando yo tenía doce años, él era más grande que yo, ya casi un hombre, era un chico muy hermoso, recuerdo nítidamente sus ojos grandes color zafiro, recuerdo que se posaron sobre mí, él se quedó mirándome como admira