Aurora. Fuimos a la mansión de Gabriel, en la sala le dije a Kaisser: —Averigua en dónde está Draco, y avísale a papá y a mi hermana. —¿Qué les digo? —Que llegó el momento de marcharnos, diles que vayan y me esperen en el aeropuerto. —Tu papá no querrá hacerle esto al embajador. —Sé que Gabriel no merece que me vaya sin avisar, pero quiero ser libre, el trato fue que yo me ayudara a conseguir el título noble de Luna, ya lo hice, no tengo que permanecer a su lado. —Kaisser agachó la mirada. —Estoy de acuerdo con tu padre, el embajador no merece que lo abandones. —Nunca podré armarlo, él merece estar con una mujer que pueda corresponderle, yo quizás seguiré atada a Daren toda la vida, si no encuentro un hechizo que me libere de él, tendré que acostumbrarme, vivir con eso. Después subí las escaleras, corrí a mi habitación y busqué una maleta mediana, la puse sobre la cama y comencé a empacar algunas cosas, no mucho, solo lo necesario para algunos días; también necesitaba
Narrador. Kaisser estaba fuera de la mansión observando a varios hombres guardias de Gabriel que estaban armados y parecían predispuestos a cualquier cosa que sucediera alrededor, era notable que estaban alertas al peligro. Cuando el embajador salió de la mansión, se acercó a Kaisser le dijo: —No dejes que Luna salga a ninguna parte, no quiero que se exponga al peligro. —Disculpe embajador, que le pregunte, ¿peligro de qué señor? —El palacio y la mansión de la familia alfa están siendo invadidos en este preciso momento, ya se vio a ver enfrentamientos entre mi ejército y el ejército del alfa. —¿La mansión de la familia también? ¿Por qué? El alfa no está en su casa. —El hijo de Luna está en esa mansión, hoy mismo lo encontraré para entregárselo a su verdadera madre, es lo primero que tengo en mente hacer; cuida de mi esposa y no dejes que salga. Gabriel se dirigió hacia el auto, el chofer abrió la puerta trasera, él subió a este, Kaisser se quedó esperando que se marchara
Narrador. *** Aurora pasó un par de horas en el jardín, dónde había un altar de la diosa, fue a rezar. Se puso de rodillas frente al altar e inclinó su rostro y elevó sus plegarias en su mente. “Hermosa diosa, tú que iluminas nuestro camino, hoy vengo a tí, para implorarte por muchas cosas, antes de regresar a esta manada tenía en mente solo hacer sufrir un poco a Daren, a Libeyka y a Valka, pero todo está sucediendo como jamás creí que pasaría, Gabriel atacó el palacio, eso ya lo sabes, Daren está en coma, y yo, ahora que sé quién es mi hijo no podré huir con él; estoy tan angustiada, ya no sé ni cómo digerir lo que está sucediendo. Te pido que toques a Gabriel e ilumines su entendimiento para que recapacite y decida marcharse, me iré con él si es necesario y me quedaré a su lado por el resto de mi vida. Siento culpa por todo esto, aunque tenía que regresar a recuperar a mi bebé, no era mi intención causar tanto daño a esta manada.” Aurora terminó sus plegarias, se puso de pie
Valka se encontraba en la mansión alistandose para ir al palacio a una reunión que tenía acerca de la administración de la manada, ya que ella asumiría parte junto con el ministro para dirigir los asuntos del palacio mientras Daren se recuperaba. Ella recibió una llamada donde le dieron aviso acerca de que Gabriel estaba por invadir el palacio, entonces Valka mandó a esconder a Daren, después buscó a Draco y le dijo a la niñera que empacara algunas cosas necesarias para huir lo antes posible, pero Gabriel llegó antes de que ella siquiera ella hubiera bajado las escaleras. Él se metió a la galería de La mansión, ordenó a sus hombres que buscaran a Valka y a Libeyka, aunque la última no se encontraba en ese momento en casa, porque había ido a ver a Daren. Gabriel se quedó observando las inmensas pinturas al óleo que estaban en fila en una gran pared, las cuales eran los rostros de los alfas y sus lunas ancestrales, habían sido pintados por las manos de los mejores artistas de la mana
Narrador. Aurora bajó las escaleras y llegó a la sala, detrás de ella iban dos mucamas con las maletas. Tenía tensado el rostro. Kaisser la estaba esperando y la observó. —¿Estás bien? —¿Cómo podría estarlo? me estoy quebrando por dentro, si no fuera por Draco desaparecería en este momento, huiría por el bosque y no volvería a salir a la civilización jamás. —Al menos vas a estar cerca de tu hijo. —Si, es lo único bueno de todo esto, pero me da miedo que Gabriel descubra que Draco es mi cachorro, jamás debió saber que mi hijo estaba con vida. —Debes mantenerte fría y firme, como la Luna Meyer que construiste, una dama que nada la hace inmutar. Aurora respiró profundo, su pecho se infló y luego volvió a su tamaño original. —Tendré que serlo, incluso delante de Gabriel. Aurora se despidió de su padre y de su hermana. —Cuídate mucho hija. —Sí papá, ustedes también, no dejen que nadie los vea, ahora menos que nunca nos conviene que descubran que soy Aurora. *** Aurora llegó
Pasaron varias horas, en las que Aurora no se atrevió ni a salir al pasillo del palacio, la inmensa habitación donde se encontraba se había convertido en su nuevo refugio, aunque eso no sería por mucho tiempo, ella conocía muy bien cómo funcionaba la política, y si Gabriel realmente obtenía el éxito que él estaba esperando, Luna Meyer seguramente sería obligada a hacer acto de presencia en las reuniones sociales y políticas de la manada. Mientras ella pensaba en todas esas cosas, Gabriel recorrió todos los pasillos del palacio que conducían hacia donde se encontraban los aposentos, llevaba puestas las prendas de investidura de embajador de HochFinster, la cual era un traje de lino color blanco y encima una capa negra con entorchados dorados en los bordes de la prenda, también un cinturón de oro. Él entró a la habitación de aurora sin antes llamar, los dos guardias que estaba cuidando la puerta abrieron sin avisar. Aurora estaba sentaba en un sofá mirando las noticias en el celular
Aurora. Ese hombre que está de pie frente a mí, no es Gabriel, su rostro ya no es el mismo,parece alguien que está poseído por la maldad, ahora sé que Gabriel no va a detenerse ante nada; mi principal temor es la vida de Daren y la de mi hijo, es un principio universal que los lobos asesinen al alfa y a sus cachorros para tomar y asegurar el territorio; tiemblo por dentro solo de pensarlo, de repente mi hijo y su padre están en peligro. Gabriel también se quedó mirándome. —¿Qué piensas? —me agarró de la mandíbula—. Quiero saber cuáles pensamientos cruzan por esa cabecita. —Me preocupa lo que estás haciendo. —Todo es por un bien mayor, juro y prometo que le daré la victoria a esta manada. Cómo confesarle a Gabriel que lo que más temo era por la vida de mi hijo, ya se lo había dicho antes, pero no puedo resaltar mi preocupación delante de él, observo su rostro, en sus ojos veo la maldad de un poderoso lobo que piensa destruir todo a su paso, para asentar su posición dentro de
De repente Gabriel habló detrás de mí. —¿Qué conversan? —Libeyka no disimuló su enojo y recostó a Draco frente a ella y lo envolvió con sus brazos, como protegiéndolo de mí. Yo respondí: —Solo quise saludar a los niños, eso es todo. —Me dió la impresión de que estaban discutiendo. —Libeyka le dijo: —¿Acaso también nos obligará a ser amigas de su mujer? ¿No le parece que ya tenemos suficiente con lo que me hizo a nuestro alfa, no quiero a Luna cerca de mi hijo. —Gabril sonrió con sarcasmo. —Mi mujer se acercará a quien se le dé la gana, Luna es muy cariñosa con los niños, nadie le va a impedir que les de amor a estos pequeños, no olvides que Daren quizás nunca despierte, Luna y yo nos convertiremos en los protectores, no solo de la manada sino también de la familia, incluye al pequeño hijo de mi sobrino. —Draco gritó conmocionado: —¡Papá va a despertar! Gabriel lo miró con ojos de lástima. —Sí hijito, hay que tener mucha esperanza en que papá volverá —le extendió la man