50 Te irás acostumbrando.

Gabriel regresó un par de horas después, yo me encontraba metida en mi cama, estaba mirando las noticias por redes sociales con mi tablet.

Me dolía todo, especialmente mis pies, pues tenía ampollas producto de todo lo que había caminado en el bosque y de regreso a la mansión.

Él entró a mi habitación sin antes tocar, supuse que estaba enojado, y no me equivoqué, tenía una dura expresión.

—¿Dime qué hiciste?

—No preguntes lo que ya sabes.

—¡Dimelo!

—No quiero oír tus gritos.

Me quitó la tablet y la lanzó contra el suelo destruyendola en un instante.

—¡Dime qué demonios fuiste a hacer al bosque!

—¡¡Fuí a buscar a Daren!! —Le grité—, ¿eso era lo que querías escuchar? ¡Pues ya lo dije!

—¿Él es tu mate?

—¡¡No!!

—Si lo es. —los ojos se me aguaron.

—¡No lo es!

—Si lo es, Daren fie el lobo que te hizo tanto daño.

—¡Basta!

Bajé mis pies de la cama, tenía intenciones de levantarme, pero sentí que el piso me quemaba, no me atreví a levantar mi cuerpo, Gabriel se percató.

—Estás así por él, pu
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