—Si Nikolay ya le dio la respuesta que hace preguntándome—espero sea convincente —Creo que usted esta buscando una grieta que no va a encontrar en aquí señor.—La veo muy tranquila, pese a su esposo muerto.—No le permito que dude de mis sentimientos—tomo lo que Markus deja en la mesa—el hecho de que no me vea a punto de matarme, no quiera decir que su muerte no me duela, el dolor se lleva por dentro.—No parece ser una mujer que oculte sus sentimientos, por el contrario, creo que es una que los deja salir libremente.—No me conoce, que tenga buen día oficial.Nerviosa me voy, no se ni como camino porque siento su mirada en mi espalda y trato de no correr, aunque quiera. Entro preocupada a su oficina olvidándome del momento erótico de hace rato.—No te enseñaron a tocar en tu casa.—El oficial vino hablar conmigo—dejo la bandeja en su escritorio y mira lo que le traje, ignorando mis palabras—estas escuchándome.—¿Que m****a es eso Leana?La dureza en sus palabras me paraliza y creo qu
NIKOLAYMe enoja verle la cara tan fresca y juro que deseo tirarla por la ventana. Es una descarada que no sé qué es lo que busca, pero claramente de mí no conseguirá nada porque apenas, si la soporto.—Largo de aquí Kassandra—gruñó molesto—Ya. Leana entra después de mi, Kassandra la escruta de pies a cabeza ignorando mis palabras. —¿Y esta quien es? ¿que paso con Tiara?Pregunta como si tuviera derechos a saber.—Eso a ti no te importa—exclamo—largo de aquí Kassandra que de ánimos no me encuentro. —Necesito hablar contigo a solas—mira a Leana–no escuchaste. —No eres mi jefa, obedezco a Nikolay. —Pero cuanta confianza se gasta la gata—se levanta acercándose a Leana que no retrocede—aprende tu lugar, que es detrás de ese escritorio esperando que te llame por café.—La que debe entender que no tiene nada que hacer aquí, eres tu y ya basta, fuera Kassandra de mi oficina, es la última vez que te lo digo. —Necesito hablar contigo, y no me voy hasta hacerlo. Necesito tener paciencia
—Porque estas enojado, sucedió algomientras no estaba, ese policía logro molestarte.—No, Leana logro manejar bien lasituación, es buena pese a su inseguridad.—¿Te gusta verdad?—No hables pendejadas Aleksa.—No son pendejadas cuando a leguasse nota que te gusta mucho la chica, es normal Nikolay enamorarse de nuevo,aunque me gustaría que no la utilizaras, no es como Kassandra.—Vete.—Porque siempre huyes de lasconversaciones, date cuenta que eso lo único que hace es mal, al menos hablaque…—Aleksa vete, no soy un puto criopara hablar de mis problemas como si no pudiera resolverlos yo mismo.—No estoy diciendo eso, pero a veceses bueno hablar, desahogarse, así serán más llevaderas las cosas.—Basta, quiero que salgas y manténvigilado a esos putos hermanos, no quiero que me dañen mis negocios.—Está bien, energúmeno.No me quedo en la noche en mi casino, me voy a mi mansióndonde bebo una copa de licor mientras aprecio el fuego de la chimenea. El saborde Leana aun lo tengo e
LEANAEl vestido rojo con una abertura en mi pierna se ajusta a micuerpo, resaltando mis puntos fuertes. Dios, en verdad me veo hermosa y noquiero ser presumida o tirármela de humilde, pero me veo realmente muy bien.Tanto que las miradas se dirigen a mi cuando de la mano deNikolay nos adentramos al espacio colorido y lleno de arte.—No te separes de mi—me recorre conla mirada alterándome—estas hermosa y ya sabes, debes ser.—Cariñosa contigo—locorto—aparentando ser tu novia.—¿Es una tortura serlo? —me preguntay es obvio que no, Nikolay es un hombre muy atractivo y sus ojos de acero sondemasiado bellos, agregándole sensualidad.Un porte grande, hombros anchos y una personalidad seria quellama demasiado la atención por el enigma en su aura cargada de toxicidad.—Me resulta difícil—alza una ceja—porque…—Nikolay hijo—una pareja se acercainterrumpiéndonos—que bien que viniste.La señora vestida con elegancia con un vestido satín, meobserva de arriba abajo como si fuera una fo
El ambiente se torna pesado con la aparición de Kassandra ysus estúpidas exigencias que no tienen pies ni cabeza. No me gusta para nadaesta mujer que se le nota lo venenosa por encima. Se cree demasiado, el ombligodel mundo y aunque es hermosa, su actitud de diosa inalcanzable empaña subelleza física.Avelina se mantiene a mi lado y no le tengo miedo, perotampoco quiero problemas que arruinen más la relación entre Nikolay y yo. Porende intento irme pero se interpone nuevamente en mi camino.—¿Que esperas que no te largas?—brama mirando a Evalina, hasta el tono que emplea me choca.—No voy a dejar a Leana con unaarpía como tu, No estás ni loca Kassandra. —¿Tanto miedo me tienes? —se mofaenojándome. Y en serio soy una mujer paciente, pero esta mujer te roba lacalma.—No te conozco Kassandra, no tengoporque tenerte miedo en todo caso—Aquí no intimidas a nadieKassandra. No te creas tanto estúpida.Mi compañera tampoco la soporta y no se como lo hacen susamigas, es una mujer
—Hola mi amor, estaba buscándote.Le digo queriendo desvanecer el aura tan pesada. —Evalina me dijo que un sujeto concara de imbécil estaba molestándote. Dice mirando al detective que sonríe —No creo que haya dicho eso—réplica.—Tienes razón, el imbécil lo acabo deagregar yo–Dios Nikolay no se mide—te voy a decir algo muy claro y es que noquiero que andes merodeando mi mujer, lahostigues y le hagas preguntas cada que se te da la gana porque no lo voy apermite, intentaste sacarle informacióna base de mentiras y nosotros hemos colaborado con tu investigación, así que no me hagas levantar el puntoteléfono, hacer una llamada y dejartesin trabajo con solo una palabra mía. –No me amenaces, que sólo hago mitrabajo. —Nadie está interfiriendo, pero novoy a permitir que hostigues a mi mujer—no se que ocasiona que me diga de esamanera—o tienes otros intereses que van mas allá de lo profesional. Me mira de una manera que tengo que desviar la mirada ypegarme más al hombre que
LEANALos problemas en los casinos son muy comunes ya que laspersonas por lo general nunca saben como retirarse, los adictos al juego nosaben detenerse y es ese mi mayor problema.—Entonces que piensas hacer parapagarme—bebo de la copa mirando al sujeto que llora—no soy un hombre malo, perome convierto en uno cuando quieren robarme.—No, yo no quiero robarlo señor,perdóneme, yo voy a conseguir el dinero, deme hasta mañana por favor.Uno de mis hombres me entrega la carpeta con todos susdatos, cuando los jugadores entran a jugar una gran cantidad de dinero, loinvestigamos, para saber de dónde agarrarnos cuando pasa este tipo desituaciones.—Detesto que quieran verme la carade odiota.—No señor, yo le juro, le prometoque mañana mismo tiene su dinero.—Como no confio en jugadoresviciosos como tu, mis hombres amablemente van a escoltarte hasta tu casa, tedaré hasta mañana al caer el sol para que traigas mi dinero, o si no,personalmente delante de toda tu familia voy a cortart
Sonrió antes de besarme con pasión y termínanos de bañarnosdespués de dos orgasmos.—Vamos a desayunar—le digo cuando leofrezco una de mis camisas—tengo que alimentarte.—No quiero salir, tengo vergüenza.—Esto entre tu y yo tarde o tempranoiba a pasar, había mucha tensión sexual entre los dos, asi que no teavergüences y vamos que tengo hambre.—Pensé que ya te habíasalimentado—me sonrió,—Después continuo con el postre.Desayunamos al aire libre, es domingo, me gusta hacerlo, yademas la compañía inmejorable. Me mira y sonrió en complicidad. Es muy tiernay sigo insistiendo que Camilo fue un imbécil.Estoy seguro que ese oficial esta interesado en ella y nosolo la ve como una posible sospechosa, busca cualquier momento para acercarsea Leana lo que no me gusta.—Pense que nunca iban a salir de lahabitación—llega Aleksa—parece que te gusto mucho la sorpresa Nikolay.—¿Que quieres? —bramo molestotomando el jugo de naranja.—Buenos días Aleksa.—Ella si sabe de buenos modales—se