CAPITULO 53

Luciana está firme ante su decisión mientras los ladrillos se colocan hasta el último, siente una fuerte corriente en su pecho, se sienta en el suelo, la oscuridad y el silencio son su única compañía

Antonio toca aquellos ladrillos, se sienta en el suelo

—¿Que haces?— pregunta Mateo mientras intenta comprender a su hermano.

— Me quedaré aquí un mes, la acompañaré hasta que ella salga, no la dejaré sola, es mi deber y se lo prometí a Adrián — Antonio sabe que su promesa puede ser estúpida, una locura pero ella es su mundo.

La manada se reúne con Vladimir, están preocupados, saben que el es parte del concejo, que su deber es asesorarlos, pero tarde o temprano tendrán que nombrar un Alfa.

— No hay ningún lobo digno — explica uno de los lobos.

— Quizás pueden permitir que Luciana Bianchi sea la reina del futuro Alfa, tengo entendído que su hijo aún es pequeño pero fue como el hijo de Adrian, el sería su Alfa.

Los lobos se miran, no están de acuerdo, no quieren ser manejados