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ESPERANZA
ESPERANZA
Por: Anita Waleska Cabrera Faundez
Presentacion

 

    Hoy puedo ver todo lo que ha sido el inicio y recorrido de mi vida, hoy el padre celestial me ha presentado la película de todos los episodios, buenos y malos de mi maravillosa existencia y digo maravillosa no por presumir, sino porque el mundo me lo ha hecho ver y sentir así, y una prueba de ello es que todos mis seres queridos y aquéllos que fueron mis incondicionales amigos están aquí reunidos acompañándome en mi último adiós, todos llorando por mí en la que creen ha sido la extinción de mi vida, todos sin consuelo viéndome en esta caja donde creen solo yace mi cuerpo frio e inerte, y en donde mi alma en teoría ha trascendido de este mundo hacia una esfera llena de luz y armoniosa paz; ¡si por un instante pudieran imaginarse! El tormento de mi alma al verlos sufrir y desplomarse de dolor ante mi partida, si ellos tan solo sospecharan que mi alma no ha podido elevarse a un plano de superioridad espiritual por el simple hecho de que mi corazón sangra y se oprime de dolor por no poder acariciar sus cabellos, tomarles las manos y darles una palabra de consuelo que alivie su tormento y su pesar.

Ellos ni siquiera sospechan que yo los puedo escuchar cuando lloran y se lamentan por mi partida, que desde este estrecho e incómodo lugar en que me han puesto, puedo observarlos cuando se asoman a mirarme llenos de congoja con sus rostros desmejorados por la pena y la falta de sueño, que muy dentro de mi mente y de mi corazón puedo entenderlos y conmoverme con su dolor, y con la pena de perder para siempre al ser que aman; que terrible es la sensación de angustia que se vive al saber que ya nunca más vas a poder ver ni compartir tu vida con ese ser especial que alegraba y  equilibraba  tu  existencia,  se  siente de verdad algo horrible, indescriptible, es como sentir que llegas al borde de un precipicio al que tienes terror de caer pues no sabes lo que hay en su fondo, ya no le encuentras sentido a la vida y todo tiene un sabor tan agraz, y las cosas simples y cotidianas que antes te divertían, hoy te resultan tediosas y complicadas. Si, yo conozco todo lo que esas personas están sintiendo ante mi deceso, pues a pesar de que ahora me encuentro muerta no me olvido de que sentí lo mismo al fallecer mi abuela, para mí aquel fue un momento terrible que creí no sería capaz de superar, pues siempre imaginé que a causa de mi enfermedad y de su mal pronóstico yo moriría primero.

Nunca me gustó que por el hecho de estar enferma de una enfermedad incurable,la gente sintiera pena y lástima de mí, no me gustaba que me compadecieran o me privilegiaran por ello, es más debo confesar que esas actitudes me molestaban enormemente. Sin embargo hoy que soy el centro de todas las miradas compasivas, hoy que todos se compadecen de mi triste final y de lo doloroso que suponen debieron haber  sido  mis  últimos  días en esta  tierra  internada  en  esa  lúgubre  y  fría habitación de hospital, padeciendo dolores e incomodidades, pasando dificultades para respirar y dependiendo del suero y los tanques de oxigeno; ya no me incomoda ni me irrita su lástima hacia mí, más bien me aflijo terriblemente pues soy la causa de su desdicha y del dolor por el que hoy están atravesando.

Esta será la primera  de  muchas  noches  en  que  no podrán conciliar el sueño y se volverán presos del insomnio evocando mi recuerdo, en cada momento de soledad cuando la jornada termine y sus mentes queden divagando libres, vendrá a ellos el recuerdo de lo que fue mi paso por esta tierra y  lo que ha significado el vacio que he dejado en sus vidas con mi partida, entonces acudirán a sus ojos el rocío infernal de las lagrimas, el que con su torrente cruel inundará sus rostros y se hará visible ante la mirada del mundo esa pena que día a día tratarán de ocultar y superar, aunque al principio sientan que no sobrevivirán al dolor, mas el tiempo es sabio y Dios se encargará de acallar el tormento y reparar sus almas, tal como ocurrió en mi caso, podrán rehacer sus vidas y volverán a sonreír pero por siempre y por donde quiera que vallan mi recuerdo los acompañará y se quedará grabado a fuego en un rincón de sus nobles corazones.

¡Yo no quería morir! Dios está de testigo y sabe bien que luché con todas mis fuerzas y puse todo mi corazon para tratar de aferrarme a la vida, pues yo no quería dejarla, porque le tenía un pánico atroz a la muerte, ya que bien sabia que la vida que nos había regalado el Padre Celestial era maravillosa y no debíamos desperdiciarla porque era un regalo único y mágico, pero sobre todo porque aún encontrándome en este estado, le tengo pavor a mi destino de difunta y aún conservo la convicción de que me faltó vida para completar mi misión en este paso por el mundo de los vivos ¿Por qué tuve que morir, si con mi partida he desolado el hogar  de mis padres? ¿Por qué he debido abandonar a ese muchacho noble que me entregó su corazón, y hoy por mi causa su vida se ve derrumbada?

La verdad muchas veces no entendemos los designios de Dios y sentimos deseos de revelarnos contra el mundo, pero debemos tener en cuenta que él es el todo poderoso y que al final cada una de las obras que hace con nosotros tiene una razón y un justo fundamento; así como en vida encontré un sentido a mi enfermedad y esta me sirvió para valorar y disfrutar al máximo mi existencia, así mismo he de encontrar la conformidad en mi muerte y darle un significado para que mi alma descanse en paz.

Estoy algo incomoda en este lugar, siento que es muy estrecho y mi cuerpo está muy frio, me falta el aire y no puedo respirar ¿Pero qué barbaridad estoy diciendo? ¿Es que a caso he olvidado que este es el estado natural de los difuntos?’

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