Dos semanas pasaron y aunque Dominick ya sabia que los Daurela lo tenían en la mira, tampoco habían realizado algún movimiento, por supuesto esas dos semanas reafirmó sus sentimientos hacia Diane, pero el hombre aún no estaba preparado para decírselo, Diane por su parte también se había asegurado de que su corazón definitivamente le pertenece al hombre, su cuerpo desnudo reposaba en la cama, todas las noches se entregaban el uno al otro, los encuentros eran intensos, pero sus miradas se conectaban.

- Deberías de levantarte - murmuró Dominick sentado en el sofá - Hoy volvemos a Milán.

— Un poquito más ni siquiera sé si podría caminar hoy - Diane al expresar aquellas palabras se había sonrojado.

— Pero no he escuchado quejándote - Dominick se levantó y se acercó a ella - es más yo escuché que te encantaba - el hombre la acarició con la suavidad de sus labios.

— Voy a levantarme - con aquellas palabras y con la sonrisa de Dominick, Diane se adentró en el cuarto de baño.

Unos 15 minutos d