La manada estaba sorprendida por todo lo que estaba pasando en la boda de su Alfa, por supuesto que conocían a la Valquiria Priscila, y su gran ego y arrogancia, esa mujer aunque era muy bella no tenía comparación con su luna, Temperace, además de hermosa, era una alma buena, noble, ayudaba a quien sea sin importar si eran lobos o humanos, ella era auténtica y amaba a su Alfa y su Alfa a ella— Los miembros de la manada, nunca vieron con buenos ojos a la Valquiria Priscila, ella los miraba hacia abajo, los creía poco valiosos, de sentían mirados por ella con desprecio y asco, pero comprendían que su Alfa, la tenía a su lado para ganar las importantes batallas y protegerlos de sus despiadados enemigosMás ahora que su rey Alfa, encontró a su luna y con ella el amor destinado que la luna le envió, no querían que se uniera a la Valquiria y eso se lo dejarían muy en claro— Alexander, dile al sacerdote que aguarde unos minutos, iré a ponerme el vestido de novia, nos casaremos ahora mismo,
La manada estaba feliz, su Alfa, los había escuchado y había rechazado hacer su reina a la arrogante y engreída Valquiria, pero sobre todo había escuchado a su corazón, en sus mil años, quienes conocían a Alexander, sabían que. inca le había mostrado cariño, afecto o algún otro sentimiento a ninguna mujer Al escucharlo decir que amaba a su luna y que se lo demostrará por completo, era todo un acontecimiento, el gran lobo siempre había visto por ellos, luchado por ellos, los había protegido con todo su poder y lo que era, entonces era justo que no se sacrificara por ellos, no debía rechazar a su luna, Temperace, era su verdadero amor y su felicidad — El Alfa Alexander Ivanov, sabía que se había echado un escorpión encima, la Valquiria era malvada, eso se podía saber aún son que la conocieras, pero el lobo la conocía perfectamente, había analizado todos sus movimientos, sus costumbres, sus métodos para vengarse de quienes la ofendían o la desobedecían, y había algo más que el Alfa se
El Alfa André, estaba recién transformado, su perfecto cuerpo estaba desnudo, Alexander lo tenía por el cuello, estaba fuera de control, muy celoso, angustiado y desesperado, necesitaba a su luna y no la veía por ningún maldito lado— Necesitas calmarte, hermano, ¡no e hecho nada en tu contra, no te traicionaría, Alexander, ya deberías de saberlo! — soltó André, molesto— ¡Entonces dime! ¿por qué te llevaste a Temperace? ¿en qué lugar la dejaste? ¿por qué no viene ella contigo? — el Alfa ya había llegado a su límite, sería mejor que si hermano le diera una muy buena explicación de sus acciones o se las vería con él— Ella me pidió que la sacara del territorio de la manada, me lo suplicó, yo no puede negarme, la doctora quería ir a su casa, la lleve en mi lomo hasta llegar a una de mis propiedades, tomé uno de mis autos y la lleve a su casa, eso fue exactamente lo que pasó— ¡Debiste negarte, André! ¡no debiste llevartela de mi lado sin consultarme primero, carajo!— ¡Ya te dije que ell
Los feroces hermanos Alfas, sus betas y los valientes centinelas, veían como lo que quedaba de la manada Black Moon, corrían cobardemente para salvar sus patéticas vidas, estaban muy seguros de conseguir la victoria, pero está vez fallaron colosalmente, la manada luz de luna había ganado está sangrienta batalla— A diferencia del anterior ataque, donde si hubo demasiadas bajas, está vez, el Alfa Alexander no había perdido a ninguno de sus hombres, aunque la mayoría estaban bastante heridos, era seguro que atendidos adecuadamente se recuperarían— El beta Igori, quién había permanecido de pie tanto como pudo, cayó inconsciente cuando estuvo seguro de que por el momento no corrían peligro, el beta ruso que parecía un guerrero vikingo con esos tatuajes y perforaciones en los labios, una oreja y una ceja, en verdad era muy valiente — Los lobos que se encontraban en mejor estado ayudaron a los que estaban más heridos a llegar hasta la enfermería, el gran lobo cargo el mismo a su beta y ami
Parecía que por el momento, la vida se estaba empecinado a separar a las dos almas enamoradas de Alfa y luna, Temperace, se alejaba cada vez más del frío país en donde había vivido las cosas más inimaginables de su vida y de dónde había conocido el verdadero amor El Alfa había sido detenido de ir en su búsqueda por una invasión, una batalla que ponía en peligro las vidas de los lobos de la manada, su deber como Alfa, era quedarse a luchar con ellos, no podía darles la espalda, aunque su corazón le pedía correr a buscar a su amada luna— Temperace llegó a los Estados Unidos, Josep y Clarisa, la fueron a buscar al aeropuerto, ella trataba de sonreír para que sus amigos no se dieran cuenta que llevaba el alma y corazón destrozados, no quería que le hicieran preguntas que no sabía que no podía responder— ¡Tempy, estamos muy contentos de tenerte de vuelta, te hemos extrañado muchísimo todos estos meses! — Josep, era el que más se alegraba por el regreso de la bella doctora, no es que Clar
El beta Igori, ya estaba listo en su traje gris, no le decía a su Alfa, pero las heridas que tenía en su cuerpo le estaban doliendo muchísimo, para colmo no se había podido traer ningún medicamento de los que le estaban aplicando por qué se metió al bosque en su forma de lobo sin llevar siquiera una bolsa en el hocico, se apresuró a bajar antes que los Alfas, para pedirle algo para calmar su dolor al mayordomo— El Alfa Alexander, bajó vestido en un elegante traje azul oscuro, una fina corbata y unos zapatos de cuero perfectamente boleados, todo en el gritaba pulcritud, imponencia y sofisticación, no veía la hora de verse con su luna, le explicaría la situación con la Valquiria y la convencería de volver con él— El Alfa André, llevaba puesto un traje azul a cuadros muy moderno, su estilizado físico y sus atractivas facciones combinadas con sus bellos ojos verdes, lo hacían lucir elegante e inalcanzable— Los tres lobos salieron por fin de la mansión, cada minuto parecía eterno para el
El Alfa André, sentía como suyo el dolor y la tristeza de su hermano, lo vió tan mal, como nunca en sus mil años de vida, quería poder ayudarlo pero no sabía cómo, además también estaba su propio dolor, también a él le dolía que Temperace, se hubiera marchado quién sabe a dónde— El beta Igori, permanecia fuera del despacho, no se atrevía a tocarle a su Alfa, para entrar, pero tampoco se iba, permanecia ahí, con las orejas agachadas y triste por su amigo, se preguntaba ¿cómo podía ayudarle?TRES MESES DESPUÉSHabían pasado ya tres mese desde que la bella doctora se había marchado de la manada, abandonando al Alfa Alexander Ivanov, lo había hecho para que miles y miles de lobos no murieran por su culpa, pero no por que no lo amara— Temperace, había regresado a trabajar al mismo hospital del que fue echada después de recibir una disculpa por escrito, del consejo y de su ex novio él director Oliver Miller, al final el había asumido la responsabilidad del error cometido, la culpa no lo h
Temperace, regresaba a la casa que compartía con su amiga Clarisa, había tenido un día muy ajetreado en el hospital, últimamente le daba demasiado sueño y hambre, su bebé le había hecho cambiar algunos hábitos, se acarició su abultado vientre, su amigo Josep, tenía razón, tenía que decirle a Oliver de su embarazo, ya le estaba siendo imposible ocultarlo— Esa noche, como todos los días, Alexander llegaba agotado a su habitación, esa era la única manera en que podía dormir, cansandose hasta su límite física y mentalmenteEl lobo, tomó un pantalón deportivo para dirigirse al cuarto de baño a tomar una ducha, no fue demasiado el tiempo que tardo en salir, lo que quería era meterse a la cama para descansar Grande fue su sorpresa al querer entrar en su cama, encontrar a la mucama que era parte de su servicio en ella, la loba vestía una sensual bata casi transparente, el cabello recogido en una trenza y en los labios un poco de gloss— ¿Qué demonios haces aquí en mi cama? ¿para que has vend