TemperaceEstoy llegando a la cena de beneficencia del brazo del señor Thompson, él se ve tan atractivo y elegante que no puedo evitar sentirme nerviosa, apenas entramos al salón, las miradas se posan entre nosotros, me sonrojo pero sigo el paso del hombre que me trajo, solo espero que no se termine muy tarde, mañana tengo guardia, no quisiera desvelarme tanto— La bella doctora no tenía idea del mundo al que se había metido está noche, el lugar estaba rodeado de seguridad, no había un solo lugar para voltear en el que no hubiera un hombre de negro custodiando — ¿qué clase de evento es éste? —se preguntaba la bella mujer— Temperace podía sentir las pesadas miradas de los invitados sobre ella, no sabía que los lobos disfrutaban matar débiles humanos, ni que todos los que de encontraban ahí, eran asesinos despiadados— El Alfa Greco ya lo tenía todo muy bien preparado, tomaría el trono esa misma noche y no se detendría ante nadie, la arrogancia del Alfa, le mentía al hacerle ver qué era
La reunión del día anterior se había convertido en una matanza y un caos, pero a veces era necesario derramar sangre para un bien mayor a futuro— El Alfa Alexander, había tomado el poder pero a diferencia del Alfa greco, no había sido por la fuerza, los Alfas más poderosos del mundo se habían inclinado ante él, reconociéndolo así, cómo su único rey— La mañana se asomaba por lo grandes ventanales de la mansión Ivanov, Temperace se despertaba de a poco, alguien la había dejado inconciente después de que aquel hombre de rostro atractivo y peligroso, le rugiera furioso— La doctora se revisó las ropas, temía que alguien le hubiera hecho algo aprovechando que estaba inconciente, afortunadamente todo estaba en su lugar, suspiro aliviada mientras se llevaba una mano al pecho, si algo le hubiera pasado preferiría no seguir en este mundo— Temperace, recordó todo lo que había pasado la noche anterior en la reunión, cómo todas esas personas se transformaron en salvajes lobos, fue realmente at
El cuarto de baño estaba tibio, los espejos estaban empañados debido al calor que desprendía el agua caliente de la bañera, el largo cabello castaño oscuro de Temperace mojaba su cintura y sus nalgas, estaba de pié dentro de la tina, sus regordetos senos y su monte venus estaba totalmente a la vista del deseoso lobo que parecía que en cualquier momento le saltaría encima— La bella doctora, salpicó con agua al imponente lobo que no dejaba de mirarla — ¡¡¡largo de aquí, pervertido!!! — gritó Temperas cubriendo su cuerpo, rápidamente se dejó caer al alguna como una sirena que busca protegerse de un tiburón— El Alfa reaccionó al fin, su mirada perdida en el cuerpo de su luna, regresó a la realidad, se dió la vuelta para salir de ahí gruñendo — ¡no soy un pervertido!¡ maldita mujer! — Alexander estaba enfadado consigo mismo por lo que sintió al ver desnuda a su luna, eran tan fuerte las ganas de tomarla en sus brazos, hacerla suya y marcarla, él que siempre fue un lobo controlado y equi
Un sueño profundo había vencido al lobo Alfa y a su luna, ella estaba agotada emocionalmente y él no deseaba otra cosa que tenerla a su lado— Temperace, en su descanso, se había abrazado al sedoso pelaje negro de Luken, en su interior el lobo estaba feliz, por fin había podido tocar a su mate— La doctora fue despertando poco a poco, sus negras pestañas se movían como un par de mariposas, al ver el enorme lobo negro que había incluso doblado las patas de la cama, frente a ella, un grito de pánico se escuchó por toda la mansión— Temperas, saltó fuera de la cama señalando a Luken ¿ qui... quién eres tú? ¿por qué estás en mi habitación? ¿has venido a comerme verdad? vas a matarme lo sé — la bella joven se dejó caer al piso llorando, ya no lo soportaba más — está bien, solo hazlo, alimentate de mí y liberarme de éste tormento— Luken la miraba con tristeza, él jamás podría hacerle daño a su alma gemela, él la amaba con todo su corazón— El lobo bajó de la cama y se acercó a Temperace, le
El Alfa, ya agotado se despidió de su beta y subió a su habitación, no es que se le hubiera olvidado que la mujercita humana se encontraba durmiendo ahí, pero que otra opción tenía si su cama la había destruido su lobo Luken, ni modo que la sacara afuera a dormir, ¿verdad?— Alexander abrió la puerta y comenzó a desvestirse, quitó su saco y desabrochó su camisa, estaba por bajarse los pantalones, cuándo escuchó una voz que le gritaba desde su cama, de debajo de las sábanas— ¿Qué estás haciendo? ¿por qué te estás desvistiendo en mi habitación? ¡eres un maldito pervertido! ¡sal de aquí!— El rostro de le oscureció al Alfa, la mujer le había vuelto a gritar pervertido y no solo eso, ahora también lo estaba corriendo de su propia habitación — ¿Qué me desvisto en tú qué...? ¿tú habitación? ¡para tu información, está es mi habitación! ¡me estoy quitando la ropa por qué voy a darme un baño, no por que quiera hacerte algo, eres una humana y a mí no me gustan las humanas! — bramó el Alfa, mu
La noche estaba oscura y fresca, los intentos de Temperace, para convencer al imponente lobo de dejarla marcharse, no habían dado buenos resultados, necesitaba pensar como escapar de la enorme mansión, si terminaba por ser comida o asesinada por lo menos iba a luchar por su vida primero — El Alfa entró sonriendo con malicia al cuarto de baño, por alguna razón, le había gustado que la mujer humana, se fijara en su virilidad, eso inflaba su ego de macho Alfa, a ella le gustó lo que vió— Bajo la regadera, Alexander recordaba a su luna de pié en la bañera, sus redondos senos, sus rozados pezones, la curva de su estrecha cintura pero sobre todo ese tesoro que tenía entre sus largas y bien formadas piernas, lo hacían querer probar sus encantos— ¿Qué estás pensando, Alexander? ¡tú no debes desear a esa mujer, ella no es una luna apropiada para ti, es débil, una simple humana sin poderes ni fuerza, no resistiría con vida en el bosque ni por un día, no es más que un estorbo para ti! — el Al
La decisión en el bello rostro de la doctora, puso en duda a la mucama, la luna estaba furiosa por qué la elección del Alfa, con respecto a su ropa interior no era la adecuada para ella— ¡Quiero ver al hombre-lobo, llévame con él! — exigió Temperace, la doctora tenía su carácter, no era tan fácil de gobernar— Nuestro Alfa se encuentra trabajando en su despacho — indicó la mucama — Temperace, salió de la habitación con la diminuta ropa interior entre las manos, estaba muy cabreada con el peligroso hombre que no midió las consecuencias, entró de golpe al despacho dónde Alexander e Igori, revisaban unos documentos y le aventó las prendas en la cara al Alfa— ¿Qué demonios significa ésto, hombre lobo? ¿acaso me viste cara de desnudista? — la doctora estaba ahí parada con los puños apretados muy molesta— Las prendas quedaron esparcidas por todo el escritorios y en los atractivos rostros del Alfa y el beta, los colores rojos, negros y rosa, resaltaban— ¿Qué? ropa interior comestible —
El tiempo pareció detenerse, la escena era de lo más cómica, pero a la vez era de lo más grave, las lunas eran sagradas e intocables, pero nadie en la manada sabía que el Alfa ya había encontrado a su mate, solo Igor, el leal beta y los más allegados al Alfa— Temperace, permanecia de pie con la intención de bajar las escaleras y salir corriendo hasta que ya no pudiera mover sus piernas, los jóvenes Alfas, la miraban, era imposible no hacerlo, ella era tan hermosa, todos los ellos estaban solteros, eso era mucho peor, su instinto por encontrar a su compañera y aparearse estaba creciendo en su interior— Solamente, Igori, permanecia calmado, era un lobo de más de quinientos años, se sabía controlar perfectamente, además que no se le ocurriría la estúpida idea de fijarse en su luna, su Alfa, lo asesinarla sin dudarlo— ¡¡Si la siguen mirando les voy a sacar los ojos!!— Los apuestos lobos se estremecieron al escuchar rugir a su Alfa, su naturaleza los obligaba a obedecer a su rey, pero