Capítulo tres: No aceptaré nada de esa gente—No te imaginas quiénes acaban de llegar— le dijo Elisa a Samantha segundos después de que empezara el funeral—. Son ellos... Tienen que ser, ¿no? ¿Quiénes más pueden ser?—Shhh. Calla.Markos y Leonardo Stapoulos. La vista de los dos fue como si a Samantha le dieran un puñetazo en la boca del estómago. Se puso pálida de ira y consideró su presencia una ofensa a la memoria de Chloe. ¿Cómo se atrevían a ir allí a despedir a su hermana cuando entre los dos habían hecho de sus últimos meses un auténtico infierno? ¡¿Cómo se atrevían?! Leonardo no dejaba de mirar al suelo. Parecía más delgado y mayor de lo que lo recordaba y tenía las manos firmemente entrelazadas delante de él.—Es un detalle por su parte eso de venir al funeral— murmuró Elisa sarcásticamente.Era una mujer grande de cerca de cincuenta años y que no dejaba de hablar nunca, sin importar la ocasión.La gente empezó a marcharse y le daba la mano y sus condolencias. Todos eran amig
Capítulo cuatro: Una visita indeseadaSamantha se rio un poco avergonzada. No le gustaba nada cuando Elisa empezaba a hablar de hombres como si lo fueran todo en la existencia de una mujer. No le atraía el sexo opuesto. Cuando era adolescente había sido muy tímida y estudiosa, la empollona de la clase. De adulta no había tenido ni el tiempo ni la oportunidad. Claro que había habido hombres que le habían pedido salir con ellos de vez en cuando y, a veces, había aceptado; pero sólo para descubrir que no querían su compañía, sino su sexo. Y era por eso por lo que se habían acercado a ella. Debían pensar que, como no era muy sociable, caería en sus camas a la primera cita y sin prácticamente ningún esfuerzo.Recordó la dolorosa y humillante experiencia que sufrió con un chico con el que tuvo algo que ver cuando tenía dieciséis años. Él la había invitado a una discoteca una noche y se quedó encantada... hasta que oyó algo que sus compañeras de clase se decían entre risas en los servicios.
Capítulo cinco: El Negociador.Samantha tardó varios segundos en contener su incredulidad. ¡Los Stapoulos querían a Lucca! ¡Querían al hijo de Chloe! No podía creer que ese hombre estuviera hablando en serio. Markos la miró como un gato miraría a un ratón.—A Leonardo le encantan los niños. Lucca será un hijo querido.—Yo realmente... realmente no me creo estar oyendo esto— admitió ella trémulamente—. ¿Primero no deja que su hermano se case con Chloe y luego cree que tiene derecho a quedarse con el niño? Él fue el que cortó con mi hermana, no contestó a sus cartas, permitió que usted la humillara y luego que pasara por un embarazo difícil sin ninguna clase de apoyo por su parte... ¿Y ahora viene usted aquí a decirme que él quiere su hijo?Mientras hablaba la ira se fue apoderando de ella.—Sea lo que sea lo que usted sienta por mi hermano, él es el padre del hijo de su hermana.—No me puedo creer que usted acepte eso.—Leonardo ha heredado de mi madre un raro grupo sanguíneo, Tengo
Capítulo seis: Una propuesta inaceptable—Allegra lo amará como si fuera suyo. No existe ni la amargura ni la malicia en su generoso corazón. Ha tenido muchos meses para acostumbrarse a la idea de que otra mujer iba a tener un hijo de su esposo.Samantha se quedó paralizada. Allegra... ¿El hijo de su esposo? Cielo Santo, ¡Leonardo se había casado con otra mientras su pobre hermana seguía teniendo sus patéticas esperanzas de que volviera con ella! ¡Se había casado de verdad! Sintió asco. No le cupo duda de que la triunfante rival de Chloe ahora se sentía generosa y estaba lista para hacer de madre del hijo de Leonardo.—Vamos a ver. ¿Me está pidiendo que ceda a Lucca a Leonardo y a.… a...?—Allegra.—La esposa de Leonardo— repitió ella para asegurarse de que no lo había entendido mal.—Es una joven amable y encantadora— dijo Markos muy orgulloso.No una pobretona como Chloe, pensó Samantha. No había entendido mal. Si Chloe siguiera viva, ¿habrían venido esos salvajes a pedirle el niño?
Capítulo siete: El dinero no lo es todo. Elisa la miraba boquiabierta. El silencio pareció durar una eternidad.—Dudo mucho que nos vuelva a molestar— digo Samantha por fin, preguntándose cuánto habría oído la otra.Elisa agitó lentamente la cabeza.—No me puedo creer lo que he oído. Eras tú la que le estabas atacando y poniendo nervioso.—Le he dicho unas cuantas verdades. Eso es todo. Y no es precisamente un hombre de hielo. Apuesto que todas las mujeres que conoce se aprovechan de él alabando su ego.—¿Es eso lo que sentías cuando le dijiste que era repelente? ¿Y que tenía que pagar por el sexo?—Quise darle donde le doliera.—Yo no creo que tenga que pagar por eso. Es tremendamente atractivo. Y ¿le has dicho que se acuesta con profesionales?—Mantiene a dos amantes. Si lo hace es que las está pagando.—¡No es lo mismo!—¿Por qué lo estás defendiendo?Elisa gimió.—Samantha. Él no es responsable de la muerte de Chloe. Nadie es responsable de eso. Estás empezando a obsesionarte. Ci
Capítulo ocho: Te quitaré ese niñoSamantha se quedó helada con esa propuesta Se humedeció los labios con la punta de la lengua y él fijó inmediatamente su atención en la voluptuosa curva del labio inferior. Se agitó levemente en su asiento y un músculo se le movió un poco en una de las esquinas de la bocaHabía una gran tensión en el ambiente. Samantha no sabia de dónde había salido, pero la estaba haciendo sentirse incómoda. Se tensó y vio como la boca de él se curvaba con la más pequeña de las sonrisas. Inmediatamente desapareció, pero Markos no dejó de mirarla fijamente ni por un momento.¿Qué le pasaba? ¿Habría estado bebiendo? Tal vez era por eso por lo que se había servido un whisky; más que simplemente por mala educación. Antes casi se había caído, se recordó a sí misma. Además, parecía como si no pudiera mantener la concentración.Y no era el único, pensó al cabo de un momento.Aunque no se la podía culpar a ella de perder el hilo de la conversación cuando ese hombre se esta
Capítulo nueve: Mi precio.Samantha había terminado ya de darle el biberón a Lucca y lo dejó en su cuna, tratando desesperadamente de controlar el temblor de sus manos. ¿Cómo se atrevía a ir a amenazarla a su casa? ¿Es qué él y su hermano no habían causado ya suficiente daño? Los Stapoulos habían matado a su hermana.Leonardo debería haberle dicho a Chloe que ya no la amaba y, en vez de eso, se había escapado, dejando a su pobre hermana en su limbo particular. ¿Qué le habrían hecho esos meses de tensión a su pobre corazón? Y, si Leonardo hubiera mantenido su promesa de casarse con ella, podría ser que Chloe siguiera viva.—Escúcheme— la interrumpió Markos mientras la agarraba de un brazo;Samantha se soltó violentamente y empezó a bajar las escaleras.—¡No me ponga sus asquerosas manos encima! No soporto que me toque— susurró.—Mentirosa.Ella se volvió de golpe con un furioso torbellino de emociones. Markos se apoyó entonces en una de las paredes del salón emanando sexualidad por tod
Capítulo diez: Pagaré el precioLa semana siguiente, Samantha volvió al trabajo para completar las dos semanas que necesitaba para recibir el sueldo completo de un mes. Y no se podía permitir perder ese dinero, así que dejó a Lucca al cuidado de una vecina. A Samantha no le gustó nada la idea de tener que dejarlo cada mañana—Puedes venir y trabajar para mí, en la tienda— le dijo Elisa mientras desayunaban un día al final de la primera semana.Samantha la miró extrañada. Elisa, que era propietaria de una tienda de mascotas, siempre se había mostrado muy orgullosa de emplear sólo a personal competente.—Pero yo no sé nada de perros o canarios...—Puedes aprender, pero también podrías empezar con el papeleo. Puedes llevarte a Lucca y dejarlo en su cesta en la trastienda.—No sé qué decir— murmuró Samantha—. Te lo agradezco mucho.—No te ayudé nada con Cloe— dijo Elisa suspirando—. Pero creo que lo podemos llevar muy bien juntas esta vez. Me está gustando eso de tener compañía en la casa