—Quiero que Fernando lo sepa —Mientras acariciaba su espalda desnuda provocando un leve cosquilleo en el cuerpo de la mujer que amaba.
—Aún es muy pronto, esperemos un tiempo prudente tendremos que tener mucha paciencia — Mientras levantaba su mentón sobre el torso descubierto de su hombre, porque para Rosse él era suyo, luego de esa romántica manera de pedirle ser su novia, y tener un picnic en la playa que termino con el plato fuerte en el departamento de ella haciendo el amor por varias horas.
—Estoy ansioso porque ese día llegué, sé que él te adora y será muy feliz sabiendo que su papi — Mientras la giraba para quedar sobre ella y empezar a besar su oreja, bajando poco a poco y ella jadeaba producto de su tacto.
—¿Qué su qué dices? —Trataba de articular palabra alguna, pero
Ella no lo podía creer, sentía el corazón chiquito al verlo así de afectado por cosa como esa y lo entendía, por eso decidió que no debía dejar que esas ideas crecieran aún más en su cabecita.—Nunca de los nunca pienses eso mi cielo, yo te adoro como no tienes idea, si alguien se atreviera a alejarte de mi lado o mandarte lejos yo me muero, yo desde antes de conocer a tu papá ya te quería y tú lo sabes mi ángel bello, en cuanto a tu mami, siento mucho que no esté a tu lado y no hayas crecido con todo el amor que ella tenía para ti, pero jamás quería robar su lugar y jamás te alejaría de aquí, quiero mucho a tu papi si es verdad, pero a ti también y tú eres mucho más especial porque inclusive te conocí mucho antes, no dudes por un instante que mi propósito es alejarte de
Doménico iba a objetar, pero si quería que Rosse formara parte de su vida a futuro como lo había estado pensando solo que no la quería asustar, tenía que darle esa autoridad y por los gestos corporales y la manera de hablar que ella, sabía que defendería a Fernando como si fuera su propio hijo, con uñas y dientes, eso era algo que lo llenaba de orgullo, que el destino le haya puesto a la mujer correcta en su camino y el de su pequeño hijo.—Muy bien, pero yo te llevo — Hizo unas llamadas y una hora después llegaron a la casa de Doña Carlota.—Dile que vas a entrar tú y yo entro contigo en el auto, si esa mujer me ve no te va a recibir — Doménico intento objetar, si se suponía que ella no la conocía como es que iba a objetar, trato de no ahondar en el tema y solo obedecer, es que cuando Rosse dec&iacut
Nunca de los nunca hubiera imaginado que ella le pediría algo como eso, él daría lo que fuera por despertar todos los días con ella en sus brazos, poder oler su aroma a cítricos que deja su cabello sobre la almohada, él daría lo que fuera por hacerle el amor en las mañanas sin necesidad de preocuparse por la hora, como decirle que no a una mujer tan valiente que había demostrado amar tanto a su hijo como si fuera el suyo propio.—Si no te lo he pedio antes, es porque no quería parecer apresurado y asustarte, además que pensaba que tal vez tú más adelante querías no sé cómo decirlo, es que yo quería decirlo en otro momento, quería hacer un pequeño viaje y este — Se empezaba a poner nervioso sentía que la camisa le apretaba a cada segundo que pasaba a pesar de tener varios botones del cuello suelto.
—¡Martin eso es la mejor noticia que me han dado! A partir de hoy creo en la dichosa justicia divina — Mientras le invitaba un trago a Martin, quería celebrar sentía que le habían quitado un peso de encima hacia una hora.—Señor no es necesario —Tratando de rechazar el trago que Doménico le estaba ofreciendo.—¿Cómo qué no? Martin más que mi empleado, eres como un amigo, y la caída del maldito de Sandro es lo mejor que puede pasarme, ¿Entiendes lo que eso significa? — Para que finalmente Martin aceptara el trago.—¿Le contará la verdad a la señorita Rosse? — Hacia una hora que se había enterado de que la fortaleza donde vivía Sandro había sido atacada, tenía alguien dentro que los ayudo e hicieron explotar todo el lugar incl
—¿Cómo que no vas a celebrarte una despedida de soltera? Es la tradición Rosse y encima que atrapaste a ese bom bom digo ese novio tuyo, ya mujer no me mates con la mirada. —Era Beatriz que hablaba con Rosse, mientras cerraban el ciclo escolar y con esto su despida de la escuela, había decidido dedicarse solo a la dirección ya no a la docencia.—Ese tipo de lugares no va conmigo, solo organicé un almuerzo con las demás maestras aquí mismo — Y se ataba más su cabello mientras se maquillaba un poco frente al espejo.—Seguro que tu prometido si tendrá despedida y tú ya entendí no dijo nada, es una lástima tenía el sitio perfecto para una ocasión como está, pero bueno — Poniendo los ojos en blanco murmurando quien sabe qué cosa.No es que Rosse no q
De camino en el taxi, Rosse no dejaba de pensar en su nanita y lo hermosa que sería si ella la esperara en altar viendo lo feliz que era, tuvo quedecirlea Jack que imaginaba sería el nieto delque tanto le hablo,—Le estoy diciendo que hace usted en la habitación de mi abuela—Bueno, yo en realidad soy una vieja amiga viene al país hace poco y recién me pude enterar por lo que paso, disculpe, no quiero molestar así que mejor que voy hiendo.Para luego marcharse sin dar más explicación sin importar el rostro de desconcierto de este, aún sentía culpa con ellos y no se sentía capaz de enfrentarlos alguna vez, la vida, la vida se repetía, le quito a sus padres, tenía a su nana postrada en una cama de hospital desde hace más de tres años sin despertar sin imaginar
—Si señor no ha salido está aquí —Mientras observaba quienes entraban y salían del edificio, mensajeros, repartidores de comida rápida y residentes.—Quiero que le exijan al conserje la copia de la llave del departamento de mi mujer y la tengan en la mano cuando llegue. — Hacia horas que no tenía noticia de ella y eso era algo que no soportaba, amaba demasiado a esa mujer y a veces eso lo desesperaba porque sentir que necesitaba tanto a alguien que no fuera su hijo le costaba, pero igual se dejaba llevar sin imaginar la verdadera magnitud de tenerla lejos significaría para él.El mismo había decidido manejar por la ciudad observando las luces de la noche era casi medianoche y no iba a estar en paz hasta que su mujer no esté en su casa y en su cama, aunque este la estúpida regla de no poder tocarla como tanto quería.
Es hoy, es hoy gritaba su corazón mientras caminaba de la mano de Doménico rumbo al ascensor una vez dentro él la abrazo por la espalda posando su mentón sobre su hombro derecho, dejando que esa imagen se reflejara delante de ellos.—¿A qué me veo guapo desde aquí? — Tratando de jugarle una broma Rosse.—Guapa me veo yo, solo mira mis ojos, mi mentón, mis facciones, sabes la vez pasada vi como el recepcionista del edificio me quedó viendo cuando me agache a atarme las zapatillas — Sabía que diría el celoso de su novio.—Me estás jodiendo Rosse, ¿Qué mierda te estaba viendo? ¿Sabe lo que hizo y con quién? Espera que bajemos le voy a dejar la cara que ni su madre lo va a reconocer, nadie se atreve a mirar a mi mujer y esta como si nada el muy cabr&oacu