Estoy con un estrés tremendo y encima me entero de que la niñera me había estado robando y descuidando a mis hijos, si no fuera por Victoria que lo advirtió, aún seguiría siendo víctima de esa mujer, estoy llegando aflojándome la corbata del cuello, eso de ser contador para la empresa que mayor produce en la ciudad no es fácil es demasiado sofocante.

—¡Que hace con mi hijo, suéltalo en este momento! — Corro a ver qué sucede, veo a mi hijo llorar y me lleno de indignación quién se cree esta mujer.

—Pero yo

—¡Cállese! Hijo, estás bien, te hizo algo esta señorita — Esas últimas palabras las digo con desdén, mientras la veo por el rabillo de mis ojos, está vestida como una vagabunda, como si no tuviera un hogar, seguro le quería hacer algo.

—Julián, no te pongas así, sabes que si le preguntas a julio no te va a responder, esta muchachita muy amable me ayudo cuando me puso mal en la estación de autobuses, me trajo a casa y unos niños estaban molestando a mi nieto y hasta lo hicieron llorar