HORAS ANTES—Perdona Apolinaria por meterte en todo esto, pero no sé qué más hacer — Mientras esperaban que el avión terminara de prepararse—No te preocupes Doménico entiendo perfectamente, espero que Martín la encuentre o traiga información que ayude a encontrarla.—Hermano, no podemos quitar los equipos de vigilancia que están en tu casa, porque sería ponernos en evidencia, estoy seguro de que es trabajo interno y esa mujer tiene que ver ahí, aunque no tenga como probarlo.—También lo creo, por ese motivo tengo un plan en mente.—Solo no caigas en sus manos, que esa mujer es cualquier cosa menos lo que quiere hacernos creer. — Apolinaria nunca había creído en ella, era ese instinto que le decía que esa mujer no era más que una actriz con un plan en mente tras esa máscara de abnegada tía que nunca dejaba a Fernando solo, como queriendo que nadie se le acerque o le pregunte algo una cosa en particular.—No te preocupes, eso jamás. ninguna mujer me hará olvidar a mi mujer y menos la i
—No puedo más Melodi, la idea que están cerca de mí y yo no hacer nada, no me deja dormir, todo eso me atormenta por las noches, es como si me gritaran que vaya por ellos, los necesito y siento que ellos a mí — Mientras daba vueltas sobre la alfombra de la habitación que compartía con su nueva amiga.—Pero tú sabes que salir de aquí es peligro además de prácticamente imposible, es cachaquito se ha encargado de rodear todo, no se le pasa ni una mosca — Tratando de susurrarle las palabras, no quería que nadie pensara que ella también se sentía intranquila ahí, cuando era lo mejor que le había pasado, no tener que entregarse a asquerosos sujetos que solo buscaban su placer, a hombres que tenía que soportar por la necesidad de no quedarse sin un pan a la boca o agradecer por un día sin golpizas.—Es que se trata del amor de mi vida, de mi niño hermoso, se trata de mi familia, ellos me devolvieron la fe, la esperanza solo por amor a ellos me mantuve en pie, también esta lo de mi bebé él ti
Cuando Rosse vio a Fernando caer inconsciente sobre la alfombra del pasadizo frente a la habitación de Doménico, aquella que había compartido tantas veces y hoy tenía a una mujer que se estaba vistiendo, sentía rabia por esa mujer, sentía rabia por la traición de Doménico, pero para ella más importante que todo era su niño precioso, ella lo amaba como su madre y solo una madre deja cualquier cosa que se interponga entre su hijo y ella a un lado.—Cariño mi niño bonito, vamos soy yo mamá, mi niño despierta — Tratando de acariciarlo, Doménico aun incrédulo porque fuera verdad que sea ella, tomo a su hijo en brazos sin pronunciar una palabra y antes que terminara de bajar las escaleras Dalila se acercó con un aire de inocencia que era lo que quería aparentar.—Mi niño Fernando, ¿Qué le paso? — Cuando iba a tocarlo fue Rosse quien alejo su mano de golpe ante la mirada de todos.—¡Ni te atrevas a tocarlo! — Dalila sabía quién era ella, sabía que era la hermana de Sandro y se supone que est
—¡Es un abieco, un achuni! Es un achuni o pejesapo, como te va a hacer eso a ti ñañita tan bonita, se lo voy a cortar y dárselo de comer a las pirañas o que se coma la yacumama — Mientras la consolaba y Rosse no dejaba de llorar sintiéndose traicionada, Melodi la apreciaba y no le parecía justo con todo lo que ella había sufrido como para que él le haga algo como eso.—Se supone que si amas a alguien y ese amor es de verdad no olvidas tan fácil, no te enredas con la primera que te abre las piernas, ¿Por qué a mí? Todo este tiempo guardando la esperanza de verlo, de volver a estar entre sus brazos para que lo encuentre con una mujer en la cama, parezco un maldito cliché de algún drama.Mientras Melodi acariciaba su espalda hacía una hora que había regresado y entre lágrimas le contó lo que había pasado y que Jack la había llevado hasta ese lugar, que no se había creído el cuento del ahogamiento.—Tranquila ñañita, se va a arrepentir vas a ver, pero el otro asunto es ese pequeño que seg
Cuando Rosse oyó las palabras de Fernando no pudo llorar y Domenico cayo sentado sobre el sofá delante dela cama, entonces las cosas habían sucedido así.—Cuando los hombres mi hermano nos metieron a la camioneta, luche con todas mis fuerzas pateando la puerta y gritándole a Fernando que saltara, sabía que mi hermano no se compadecería de un niño pequeño y no lo podía someter a algo como eso, sabía que estábamos rumbo a la playa, no lo pensé mucho y decidí que él tenía que salvarse sea como sea por ese le grite que saltara. — Acariciando su cabello y él posaba su rostro cerrando los ojos sobre las caricias, aquellas que había extrañado tanto.—Mamita ¿No te vas a ir verdad? Quiero que me cuentes un cuento.Como podía negarse a lo que su niño bonito le pedía, algo como eso, pero nada era tan fácil, al contario era complejo, pero estaba segura de que esta noche si se podía quedar a su lado y darle todo ese amor contenido que traía dentro.—Voy a tomar un poco de aire mientras te hacen u
—¿Estás segura de esto? — Mientras tomaba sus mejillas con sus manos y la veía directamente a los ojos.—Sí, quiero que sea sorpresa para ambos y para todos en general — Mientras le daba suave beso apenas rosando sus labios y él cerraba los ojos como un bobo enamorado.No se dieron cuenta cuando entro Jack, quien con los brazos cruzados la quedo viendo de manera fija con el entrecejo arrugado y con una Melodi algo ruborizada.—Se supone que venías a ver al niño no a reconciliarte con tu esposo, ustedes las mujeres sí que son sorprendentes — Doménico no entendía primero quien era él o ella y por qué le hablaba así a su mujer.—¿Quién rayos te crees para hablarle así a mi mujer? — Antes que nuestro querido mafioso haga alguna locura, Rosse se puso entre los dos reposando las palmas en el pectoral de su esposo acariciándolo para poder calmar su furia, tal como una bestia es controlada por su domadora.—Mi amor por favor, trata de calmarte, que a este hombre le debo mi vida, se volvió mi
Ni Doménico o Rosse podían creer lo que estaba pasado, especialmente él, Dalia montes aquella mujer que había ingreso a su vida solo para traerle desgracias y enigmas sin resolver, aquella mujer que quiso creer a todo el mundo que su única intención era estar cerca de su sobrino adorado, aquella que con la carita de mujer sufrida, de hermana abnegada se había ido a la basura, ya la máscara haba caído, se mostró tal cual, desesperada, gritando mil y un improperios contra el mundo, Dalila ya no tenía por qué seguir con el teatro ya todo se había ido a la basura desde el momento en que Rosse regresó, gracia a ella es que su plan perfecto, se terminó por caer por lo cual no debía seguir fingiendo quien de verdad no era.—¡Maldita sea tu apellido Barbieri, maldito seas tú! Y esa maldita de ahí, no mereces llevar la sangre de mi querido Sandro, eres más que un estorbo debiste morir, mi terroncito de azúcar no debió tener piedad de ti el día que te secuestro, debiste morir en la embarcació
—Perdóname Doménico, mi maldito apellido daño tu vida de una manera que no deberías perdonar nunca, no merezco tu amor o el de Fernando, tenemos la sangre maldita, mis padres, Elena, mi apellido está maldito debería estar lejos de tu vida para no seguir haciéndote daño. —Con los ojos llenos de lágrimas y ese nudo en la garganta que le provocada saber que por su sangre corría la misma sangre maldita que aquel ser salido del infierno.—Nada de alejarte de mi lado, junto con mis hijos eres lo mejor que me puede pasar, no me importa hermana de quien seas o el apellido que tengas, aquí nadie es culpable de lo que hacen los que comparte tu sangre, tú no tienes la culpa lo que hizo ese malnacido y su odio hacia mi—¡No hables así de él, mi Sandro no es un malnacido, eres un demonio que habla así de él! — Sus ojos destilaban odio, rabia e incredulidad por lo escuchado, su dañada mente junto con su extraña obsesión por alguien que no veía hacía mucho tiempo la cegaban y volvían loca.—Llévatel