CAPITULO 35

CAPITULO 35

Le pidieron a la camarera y luego se mantuvieron en silencio, aunque esta no le quitaba los ojos de encima, bastante curiosa.

Eso fue lo único que Steven pudo pensar, mientras ordenaba dos croissants rellenos de queso crema y una combinación de mermeladas que él no le prestó atención.

Su única preocupación era para Sarah, está que lo miraba con cara de pocos amigos, estaba ahí de forma obligada, que, en verdad no deseaba su compañía. Sin embargo, por alguna razón, alguna estúpida razón, una sin lógica, hacía que él quisiese estar cada segundo más cerca de ella, que quisiera conocerla, que quisiera saber qué se escondía detrás de sus grandes ojos azules, tupidos con unas largas pestañas.

— ¿Por qué todos aquí se queda mirándote?

— No está mirándome solamente. Están pensando qué demonios hago con el extranjero.

— ¿Así de retrógrada sigue siendo este pueblo?

Ella se quedó en silencio y tan solo le miró, aceptó el Croissant y el café descafeinado que él había ordenado para el
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